Historias de Pyeongchang

Félix Fernández
en CANCHA


Los Juegos Olímpicos de Invierno son para nosotros los mexicanos tan extraños y ajenos como las caminatas espaciales. Los observamos en la televisión porque muestran la élite mundial de algo tan impresionante como desconocido.

93 países de los 5 continentes participan en Corea, menos de la tercera parte de ellos obtienen alguna medalla y difícilmente aparece algún país fuera de Europa en

el medallero. Las excepciones son potencias como China, Corea, Japón, Estados Unidos, Canadá y alguno más de la ex Unión Soviética.

Dentro de estos y todos los Juegos Olímpicos existen múltiples historias ejemplares más allá de los laureados que se llevan la gloria y las portadas. Quiero plasmar en este artículo dos de ellas verdaderamente contrastantes y aleccionadoras: la del mexicano Germán Madrazo y la de la norteamericana Lindsay Jacobellis.

Germán Madrazo ha sido parte de los cuatro atletas que integran la delegación mexicana y el único sin raíces directas anglosajonas. En los últimos días, Germán se volvió viral en redes sociales al llegar último en los 15 kilómetros de cross country, a 25 minutos y 51 segundos del líder y medallista de oro suizo, Dario Cologna.

Germán observaba, como todos nosotros, los Juegos Olímpicos de Sochi hace cuatro años, cuando decidió que él sería el primer mexicano en participar dentro de la especialidad de cross country. Hizo lo necesario para, primero, aprender a esquiar en Islandia y después lograr una plaza dentro de los Juegos Olímpicos de Pyeongchang. Algo así como escribir una canción digna de ser mencionada en los Premios Grammy en un año, sin tener el mínimo conocimiento musical.

La historia de determinación y superación de Germán, además de su carisma, convirtieron la estampa de su llegada a la meta, con la bandera mexicana en la mano, en un capítulo memorable que tuvo el marco perfecto: el recibimiento en la meta del esquiador colombiano, el representante de Tonga, el marroquí, el ecuatoriano (todos ellos en los últimos lugares) y el triple medallista de oro en esa competencia, el suizo Cologna.

Lindsay Jacobellis es una historia opuesta a la del queretano: la biografía de la atleta más dominante en snowboard cross de los últimos 12 años. La estadounidense participó 5 veces en los campeonatos mundiales y ganó los 5. Ha obtenido 10 medallas de oro en los X Games de la especialidad, pero en los Juegos Olímpicos la historia ha sido diferente: en Torino 2006, durante la Final, Jacobellis ganaba con facilidad, pero decidió celebrar su triunfo poco antes de llegar a la meta con una acrobacia extra que le significó una caída, suficiente para que la suiza Tanja Frieden le arrebatara el oro. En Vancouver 2010, un choque durante la Semifinal le dejó fuera de la lucha por las medallas. En Sochi 2014 mismo desenlace: volvió a tener un accidente durante la Semifinal. Y en esta edición de Pyeongchang fue mucho más precavida, disputó la Final, fue líder durante gran parte de ella, pero fue superada hacia el final de la prueba por tres competidoras y se tuvo que conformar con el cuarto puesto tan solo 4 décimas de segundo atrás de la checa Samkova. Fuera del podio una vez más.

Sin embargo, Jacobellis celebró y felicitó a sus contrincantes... "Mi actuación en los Juegos Olímpicos no me define como atleta", dijo al término de la prueba. La mejor de todos los tiempos en su especialidad no se resigna, no se enoja, no se encela... se alegra de superar sus miedos y compartir sus triunfos.

Historias opuestas de los Juegos Olímpicos de Invierno, historias ejemplares para todos nosotros.

 
Twitter: @Felixatlante12