Tricolores a la deriva

Roberto Gómez Junco
en CANCHA


La Selección Mexicana cumplió con uno más de sus productivos y tradicionales compromisos en tierras estadounidenses.

Ante un frágil conjunto de Bosnia-Herzegovina, el pasado miércoles la nueva ensalada tricolor obtuvo una victoria más, para así fortalecer sus magníficos números en este tipo de partidos.

En realidad, para saber en qué medida se cumplió con el primordial objetivo de

este partido, primero tendríamos que revisar a cuánto ascendió la recaudación de dólares por el mismo.

Porque más allá de la buena lana que como siempre pudieron haber cosechado, es prácticamente nulo el aprovechamiento que puede sacarse en un partido bajo esas circunstancias.

Contra la escuadra B de una Selección de Bosnia de por sí modesta, con sólo cuatro o cinco de los jugadores tricolores que probablemente estarán en la Copa del Mundo, y con varios de ellos utilizados en una posición muy distinta a la que dominan.

Rodolfo Pizarro, Elías Hernández y sobre todo Jonathan González, puestos a prueba en otra posición; y por lo tanto, en condiciones adversas.

Entre esos recurrentes inventos, las escasas oportunidades para contar con todos los futbolistas que estarán en el Mundial, y la actual inactividad de varios de ellos, el panorama inmediato del "equipo de todos" (explotado por unos cuantos), no luce nada halagüeño.

Entre las pocas buenas noticias recientes para esta Selección Mexicana, está la llegada de Miguel Layún y de Héctor Moreno a la Liga de España (el primero al Sevilla y el segundo a la Real Sociedad), con la promisoria posibilidad de ambos de tener ahí más participación que en las de Portugal e Italia respectivamente.

He ahí lo poco bueno que en estos momentos puede decirse con respecto a esta impredecible barca tricolor, que sigue lastimosamente navegando a la deriva.

¿Se dará cuenta el timonel?

 
 
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