La cuenta ya no está en blanco

Francisco Javier González
en CANCHA


La tabla de posiciones, después de cuatro jornadas, no es definitiva ni posiblemente representativa de cómo terminarán las cosas.

El torneo es tempranero aunque, si nos ponemos estrictos con la aritmética, no mentiremos diciendo que se ha jugado casi la cuarta parte de la campaña.

La diferencia que existe en los formatos europeos de tabla general a dos vueltas y lo que ocurre en un

Mundial de futbol o hasta en una Champions es que los primeros premian la regularidad y los segundos, la posible sorpresa.

Así pues, en España, Italia o Alemania se requieren más de 36 partidos para ser campeón y en un Mundial quien lo consigue es jugando 7 partidos.

La Liga MX se encuentra a la mitad de ambos polos.

Jugar 17 partidos más otros 6 posibles de Liguilla califica el desempeño que resulta de una carrera de medio fondo.

Los Pumas, los Xolos, el Santos Laguna y el Morelia están hoy entre los primeros ocho de la tabla. El Cruz Azul es noveno, el Toluca ocupa la posición 11 y las Chivas vuelven a oler a humedad por su cercanía con el sótano: son la casilla 15 de 18.

Las distancias, sin embargo, no son muchas precisamente porque esto está arrancando. Pero sí lo suficientemente importantes porque lo que ya se tiene en la buchaca, ni Dios Padre lo va a quitar.

La combinación de los números y las expectativas hace esto muy interesante: Chivas ha jugado mejor de lo que dice la Tabla y la solidaridad entre el plantel y su entrenador se manifiesta en cada vez que hay algo que celebrar. Eso tendría que llevarlos a buen puerto.

Los Pumas son líderes pese a haber sufrido frente a los Lobos BUAP, a los que les faltó contundencia.

Los Monarcas son como esos autos compactos cuya combinación de colores no es la más afortunada, pero que terminan siempre por rendir. Y el Cruz Azul, que tampoco salió sin rasguños de Toluca, debe encontrar el gol gracias a un ataque que sepa penetrar más a cambio de los escarceos que hoy apenas insinúa.

El Monterrey, con triunfo a domicilio; el América por la mínima, pero mereciéndolo, y los Tigres, que suelen arrancar flojos para luego rebasar al pelotón, ocupan sitios que poco más o poco menos coinciden con el presupuesto.

A la larga -eso es, dentro de 13 partidos para cada quién-, el único juez que tendrá voz es el de los números. Todo lo demás servirá para analizar, justificar o endulzar la suerte de cada quién.

Y esos dígitos dicen hoy en la historia dramática de cada año que el Veracruz dejó ir por una imprudencia ese triunfo que le permitiera sacar la cabeza del agua, aunque fuera sólo para respirar un poco y volver a sumergirse.

Cuatro fechas no lo son todo, pero son bastante más que nada.

Las cuentas son ya importantes.

 
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