Excepcional consistencia

Roberto Gómez Junco
en CANCHA


Llama la atención el actual caso del Real Madrid por la rapidez con que pasó de la bonanza a la crisis.

Del apogeo de hace menos de ocho meses, al abismo de hoy en día.

Un equipo que el 3 de junio de 2017 aplastó a la Juventus en la Final de la Champions League, para así redondear ese magnífico año en el que también ganó la Liga de España, en enero de 2018 está prácticamente

descartado para el título en el actual torneo de Liga, que apenas va a la mitad, y de ribete es eliminado de la Copa del Rey en su cancha... por el modesto Leganés.

Aunque en ese partido no utilizó a varios de sus mejores jugadores, incluso con su cuadro de lujo la escuadra madrileña ha estado muy lejos del elevado nivel alcanzado el año pasado.

Con el inquietante caso merengue se confirma lo difícil que en el futbol resulta mantener durante mucho tiempo un nivel de excelencia.

Es muy difícil brillar, pero mucho más difícil mantenerse brillando.

Así adquiere mayor dimensión lo que su acérrimo adversario, el Barcelona, ha hecho durante más de 10 años, el rendimiento de altísimo nivel, la constante brillantez en su juego.

Como a mediados de los 90 lo fue el Milán. O como hace más de 40 años, en los inicios de los 70, lo fue el Ajax, inmejorable sustento de aquella maravillosa "Naranja Mecánica", de esa Selección de Holanda de 1974, que quizá había sido el equipo que mejor había jugado en la historia del futbol... hasta que apareció el actual Barcelona.

Este incomparable Barcelona de Messi (ya sea con Valverde, Luis Enrique, Martino, Vilanova o Guardiola) ha servido como magnífica excepción a la que en el futbol parece toda una regla: la imposibilidad de mantenerse durante mucho tiempo desplegando un juego de excelsitud.

El Barcelona, el Milán, el Ajax, ¿y cuál otro, tanto a nivel mundial como en el balompié mexicano?

 
Twitter: @rgomezjunco