Pasos para triunfar

Roberto Gómez Junco
en CANCHA


El primer paso para construir un buen equipo es acertar al elegir y designar al técnico que lo dirija.

Siendo distinto cada equipo, también lo es el perfil idóneo de quien deba dirigirlo, y entre mayor sea la jerarquía de un club, mayores deberán ser la capacidad y las calificaciones del director técnico que aspire a encabezarlo.

Acertar en esa elección del director técnico, y junto

con él en la de los futbolistas, representa el grueso de la tarea indispensable en la formación de una buena escuadra.

Ya iniciado cualquier proyecto con esa sólida base, lo siguiente es distinguir el rumbo que va tomando; más allá del simplismo de los resultados, qué tanto se progresa y cuál es la tendencia en el desempeño del equipo, si juega cada vez mejor o retrocede en su juego.

Distinguir cuándo vale la pena apostarle a la benéfica continuidad, a la prolongación de un proceso del que se nota que tarde o temprano rendirá generosos frutos porque así lo indica el futbol que juega, y no solamente los resultados que va obteniendo.

Pero si se confunde la productiva continuidad con el nocivo continuismo, y se prosigue con lo mismo simplemente porque no se sabe qué hacer ni hacia dónde va el proceso, entonces estará éste condenado al precipicio.

Saber esperar lo necesario para darle a cada proyecto y a cada proceso el tiempo indispensable para madurar, pero no confundir esa conveniente paciencia con la indecisión que inmoviliza, con la inmovilidad que impide tomar decisión alguna.

Primero, delinear el perfil del técnico, los requisitos que debe cumplir para dirigir al equipo. Después, acertar con los jugadores y darle a cada proceso el tiempo que necesita para madurar, distinguiendo entre la continuidad que fructifica y el continuismo que puede conducir al fracaso.

Tan sencillo que es... y tanto que lo complican.

 
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