El olvidado
No sé qué piensan ustedes del plantel del Atlas, pero aunque Luis Robles y Stiven Barreiro piensen que la plantilla está muy cortita, la directiva se dará el lujo de prescindir de un pateabalones.
El ecuatoriano Fidel Martínez de plano ya no entró en los planes del "Profe" Cruz, tan es así que en el partido contra el León no jugó ni en la Sub 20 y mucho
menos salió a la banca del primer equipo. Además, en los entrenamientos está relegado y trabaja con los juveniles.
¿Y por qué tanta rudeza? Lo que pasa es que los hábitos nocturnos de "Alegría" no cambiaron y de eso deben estar muy agradecidos los de La Santa. El caso es que Fidel tendrá que repartir su magia, que cae a cuentagotas, en otros lares.
Una de las opciones que tiene Martínez para continuar con su carrera es el futbol brasileño, pues ahí podrían pagar su sueldo o mínimo ayudarle al Atlas con una parte, porque el futbolista tiene contrato vigente y cobrará aunque se quede aquí sin jugar.
No es que quiera jugarle al sicólogo ni mucho menos, pero su servilleta espera que esta lección les sirva a los jóvenes para que se concentren en lo que deben y no se claven en la fiesta o en probar cómo aceleran los autos deportivos en las calles de la Ciudad.
Tomen nota.
Sin cabeza
Ante el desbarajuste que se armó con la novela de Oswaldo "De Nadie" Alanís, el patrón tuvo que salir a arreglar el tiradero, poner solución a lo que parecía sin remedio y verle el lado positivo a lo que le queda.
¿Qué le queda? Seis meses efectivos de derechos sobre el defensa, a quien por todos lados es mejor sacarle provecho en la cancha, quedar bien en caso de que lo mande a la Selección, tener quieta a la incipiente Asociación de Futbolistas y, de paso, limpiar la mala imagen que dejaron sus encargados, José Luis Higuera y Matías Almeyda, quien por querer ser institucional y respaldar a sus jefes, regó el tepache con sus declaraciones.
Lo malo para el "Pelado" es que, aunque dijo que en ninguna parte del mundo los jugadores con seis meses de contrato vuelven a jugar, él sí tendrá que poner a Alanís en la cancha, porque así lo decidió el patrón.
Higuera puede ser un excelente gestor financiero, pero en la parte deportiva le salió lo verde.
No sé ustedes, pero da la impresión de que Vergara no tarda en nombrar a otro directivo deportivo que intervenga en estos casos y al menos le meta hielo a los conflictos.
¿Será que este mismo torneo se decida a ponerlo?
Se acabó el amor
La novela de Silvio Romero y el América podría no tener un final feliz.
Como si se tratara de una película de amor con un desenlace de tragedia están los últimos días del argentino y su todavía equipo en el Nido de Coapa.
No es un secreto que el "Chino" ya no es el mismo desde que supo, por propia boca del técnico Miguel Herrera, que la directiva de las Águilas andaba buscando a un centro delantero, un 9 matón, como ustedes quieran ponerle, para atender la falta del gol, la cual se agravó en la Liguilla del torneo pasado.
El problema fue que a Romero le habían prometido otra oportunidad cuando terminó la participación del equipo en el semestre pasado, algo que se fue por el caño después de que le avisaron que siempre no, que las Águilas sí andaban buscando nuevo cazador y, a él, un nuevo equipo.
A raíz de esto, evidentemente Romero se desanimó y, aunque aceptó la condición de buscar otro club, su actitud en últimos los entrenamientos ya no es la misma, algo que incluso detectaron los directivos del equipo.
Entre que si será el Independiente o el River Plate su próximo destino, lo real es que tanto los de Coapa como Romero deben terminar pronto una relación que ya es enfermiza.
Por cierto, ayer llegó al ex DF el colombiano Andrés Ibargüen y luego luego apareció la euforia de los aficionados, quienes se desmañanaron para recibirlo a las seis, pero todo terminó en jaloneos para pedirle selfies y autógrafos.
Las muestras de cariño de 60 barristas rebasaron a la gente de seguridad del Aeropuerto, así que tuvo que entrar la Policía para liberar al jugador, que salió tan espantado del lugar que hasta se le olvidó su maleta.
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