Los Bills y los Rams son dos de las más gratas revelaciones de la temporada en la NFL.
Dos franquicias que se habían pasado un largo rato sumidas en la mediocridad están de regreso en la postemporada tras prolongadas ausencias, y ambas lo han conseguido después de apostar por un entrenador en jefe joven y debutante, y curiosamente, con el mismo nombre de pila.
Los Ángeles no
solamente ha conseguido su boleto para jugar en Playoffs sino que ha ganado el título divisional y con ello, el derecho a recibir en casa el partido del próximo sábado frente a los Halcones de Atlanta.
Con un mariscal de campo que ha progresado notablemente en su segunda campaña en la liga, un corredor versátil y muy productivo, tanto por aire como por tierra, y un cuerpo de receptores explosivo, los Carneros terminaron como la mejor ofensiva de la liga en términos de puntos por partido.
Además, la defensa, que coordina el experimentado Wade Phillips, tiene a hombres como Aaron Donald, Robert Quinn y Alec Ogletree capaces de cambiar el rumbo de un partido en tan solo una jugada.
Y a pesar de que concluyeron por detrás de Filadelfia y Minnesota en la Conferencia Nacional y, de que la inexperiencia de algunos de sus integrantes podría pesarles en duelos de eliminación directa, parecen tener elementos de sobra para llegar lejos.
Búfalo, en cambio, sufrió hasta el último instante de la jornada dominical para conseguir su pasaporte a la ronda de comodines como el último clasificado de la Conferencia Americana. El dramático triunfo de Cincinnati sobre Baltimore les dio el derecho a meterse por la puerta de atrás a los Playoffs por primera vez desde 1999, y la realidad es que ahora jugarán con dinero de la casa buscando extender una temporada mágica.
Aunque se especula que LeSean McCoy podría recuperarse de su lesión y jugar ante Jaguars, es un hecho que no estará al 100 por ciento y comprometerá las opciones de una ofensiva que, comandada por Tyrod Taylor, no está siquiera dentro de las mejores 20 de la NFL.
La defensa tampoco es una unidad de élite, pero ha respondido razonablemente bien al proceso de reconstrucción emprendido por el nuevo gerente general Brandon Beane. En términos reales, los Bills no parecen tener elementos suficientes para competir con los pesos completos de la Conferencia Americana, pero jugando sin presión, pueden ser un rival incómodo y peligroso.
Lo que es incuestionable es que las contrataciones de Sean McVay y Sean McDermott han arrojado resultados muy positivos. Los Ángeles y Búfalo ya no son el hazmerreír de la liga, y, si sus directivas mantienen el rumbo, pronto podrían aspirar a volver a los primeros planos que ocuparon a principios de las dos últimas décadas, respectivamente.
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