Los Patriotas y los Acereros no decepcionaron a nadie, y jugaron el mejor partido de la semana 15 de la NFL y uno de los más emocionantes en lo que va de la temporada. En un duelo en el que por primera vez se veían las caras mariscales de campo con siete títulos de Súper Tazón acumulados, los campeones salieron con la mano en alto, pero los anfitriones demostraron que pueden ser el rival más
complicado del equipo de Bill Belichick en postemporada.
Y si bien es cierto que es un error adelantar vísperas y que equipos como Jefes, Jaguares y Cuervos han demostrado que tienen elementos suficientes como para evitar que se repita el juego por el Campeonato de la Conferencia Americana de la campaña anterior, lo visto en Heinz Field me lleva a pensar que un nuevo choque entre Pittsburgh y Nueva Inglaterra sería extraordinariamente interesante.
A pesar de haber perdido a Antonio Brown durante la primera mitad, la ofensiva comandada por Ben Roethlisberger volvió a mostrarse como una unidad explosiva y sólida, capaz de controlar el balón y poner en aprietos a cualquier defensa. Y aunque al final permitieron el regreso de Tom Brady, la defensa jugó un partido más que aceptable, en el que incluso estuvieron muy cerca de forzar una segunda intercepción que habría cambiado el desenlace del partido.
Los Patriotas han vuelto a dejar claro que juegan mejor que nadie bajo presión. Ante un ambiente hostil, y obligados a venir de atrás luego de estar abajo por ocho puntos en la recta final, nunca perdieron la calma y terminaron interceptando un pase en su propia zona de anotación para aferrarse a una victoria fundamental. Es cierto que la defensa cometió equivocaciones increíbles con el juego en la línea, y que Tom Brady sufrió para encontrar el ritmo al frente de su ofensiva. También es innegable que la buena fortuna les favoreció en la jugada en la que Jesse James fue incapaz de mantener la posesión al aterrizar sin ser tocado en la zona de anotación.
Aun así, la victoria les da la mejor marca de la Conferencia Americana, y todo hace suponer que el camino al Súper Tazón pasará por Foxborough. Falta ver si Acereros y Patriotas hacen buenos los pronósticos y vuelven a verse las caras a finales de enero. La mesa parece estar puesta, y estoy seguro que el banquete sería, otra vez, inolvidable.
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