Concluyó la Liga MX con la merecida coronación de los Tigres.
Con su CUARTO título en la muy productiva "era Ferretti", los Tigres se han consolidado como el mejor equipo mexicano en lo que va de la década, con amplia distancia con respecto a los demás.
Para el Monterrey, y sobre todo para algunos de sus jugadores, queda la enseñanza de que sirve de muy poco ser el mejor durante 21
jornadas si en los 180 minutos finales no juegas siquiera a tu nivel promedio.
Una balanza que estaba por inclinarse hacia cualquier lado, se inclinó al de los Tigres, por la diferencia de personalidad mostrada entre varios jugadores de ambos equipos.
El "factor colombiano" sirve para explicarlo a la perfección: memorablemente grandioso lo de Meza y vergonzoso lo de Avilés.
Ahora, a los Tigres les queda como propósito seguir en lo mismo y al Monterrey, para aspirar a similares logros, continuar con el estupendo proyecto de Mohamed, y tratar de cerrar el año con un título, aunque sea de Copa.
Para ello, deberá superar al Pachuca el jueves 21, algo nada sencillo si consideramos el estado anímico en el que ambos llegarán a ese partido.
En tierras árabes, el Pachuca compitió ayer de principio a fin, durante 120 minutos, con el Gremio de Porto Alegre, y a pesar de salir derrotado, demostró que algunos equipos mexicanos están al mismo nivel de los más poderosos del continente americano.
Traqueteados pero contentos (siempre y cuando sean capaces de quedarse el sábado con el tercer lugar en ese Mundial de Clubes), los Tuzos tratarán de cerrar con un título su flojo semestre y el Monterrey, de quedarse con ese título que como consolación serviría muy poco.
Aunque ninguno de los dos equipos "salvará" el año con esa Copa, quedará en ambos la obligación de exhibir a tope el deseo de ganarla.
Porque en el futbol, y en otros lados, tarde o temprano suele ganar más el que compite siempre.
Y si no pregúntenle a los Tigres.
gomezjunco@mural.com
Twitter: @rgomezjunco