El lugar donde todo es grande

Francisco Javier González
en CANCHA


Viajar 8,500 kilómetros para jugar un partido de primera división implica un esfuerzo sobrehumano en todos los sentidos. Y Rusia en eso no tiene remedio.

El país mas grande del mundo, en el que caben once husos horarios, abarca dos continentes y hace frontera con 18 naciones diferentes, presenta inconvenientes por su tamaño.

Aquí, donde permanecemos para las impecables juntas de

organización que dicta la FIFA, donde reconocemos el territorio, los estadios y la logística para la próxima Copa del Mundo, todo es grande. Sus monumentos, edificios, calles, multifamiliares construidos en la época de Stalin, sus recursos energéticos, su misterio, sus estadios, sus palacios encantadores edificados por Pedro el grande y Catalina la grande, sus catedrales ortodoxas, su Plaza roja y sus iluminaciones urbanas para Navidad, que se celebra el 7 de enero y no el 24 de diciembre.

Y es así como el Spartak, el Zenith o el Dinamo tienen que viajar para visitar al Khavarovsk, a treinta kilómetros de la frontera con China, para desahogar el calendario de la Liga Premier de Rusia.

Con problemas de descenso, el último ascendido a la Máxima Categoría es la antípoda de Kaliningrado, la ciudad mas occidental del país y por lo tanto una de las mas amenazadas y reforzadas militarmente. Cuando de un lado están desayunando, en el otro extremo de disponen a dormir. Pero también está Ekaterimburgo, donde jugará la Selección Nacional su partido contra Suecia y que está al pie de los Montes Urales, la frontera natural entre la Rusia europea y la asiática.

Ese será indudablemente el partido decisivo para el Tri, que cuatro días antes habrá jugado contra Corea en Rostov-on-Don, a 1773 kilómetros de ahí.

Tomando como referencia la futbolera y admirada ciudad de Monterrey, esto equivale a poco menos de tres viajes entre la capital de la República mexicana y la del futbol nacional con una Final esperada y merecida a menos que en la madrugada europea los Monarcas hayan hecho algo sumamente inesperado.

Así pues, el Mundial de Rusia que lanza sus primeras imágenes sorprendentes y espectaculares al mundo, luchará contra la poca infraestructura hotelera y de comunicaciones de algunas de sus sedes para ofrecer un gran evento que, eso sí, será incómodo precisamente por su geografía.

México figura nuevamente entre los países que mas boletos han solicitado hasta ahora. Muchos de nuestros aficionados ya hacen cuentas para trasladarse por Rusia en carretera y hospedarse donde se pueda y cuando haya.

Valdrá la pena esta Copa del Mundo y a esos inconvenientes habrá de ponerse la mejor cara.

Todo es grande aquí. Como tal vez lo sea el éxito de una Selección Mexicana castigada por la suerte en el sorteo pero herida en el orgullo por el escepticismo. No tardaremos en saberlo.

 
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