San Cadilla
en CANCHA


Estufa auriazul
 
 
Desde antes de que acabara el fatídico torneo pasado para Pumas, su presidente, Rodrigo Ares de Parga, se puso las pilas para buscar un nuevo defensa, pues la chamba de los de atrás le sacó más de una cana verde.

La falta de laterales de calidad es evidente, además de que hace falta un central de jerarquía y experiencia, pues Gerardo Alcoba pasa mucho

tiempo lesionado y así no hay modo de que los canteranos le puedan aprender.

Luis Quintana no lo hizo nada mal, pero la habría librado mejor si lo hubiera arropado desde hace unos años un zaguero con mucho colmillo y no lo que quedaba de Darío Verón.

Dicen por ahí que el nuevo defensor ya está casi amarrado y que esperan dar la noticia la semana que entra para que también pueda comenzar la pretemporada con el equipo.

Ares anduvo muy meneado en la Madre Patria, estirando el poco dinero que hay para refuerzos, y a los que les tiene echado el ojo son a Juan Cala, del Getafe, y Alejandro Arribas, del Deportivo, éste muy bueno en el juego aéreo. Incluso, varios medios españoles ya ligan a Arribas con los Pumas, pues ya saben que en esto del futbol de estufa no hay secretos para nadie.

Y en el tema de Dayro Moreno, todavía sigue en el estira y afloja, incluso el colombiano tiene muchos deseos de volver a jugar en México, por lo que dicen que estaría dispuesto a poner de su bolsa para indemnizar al Nacional.

Se espera que el tema pueda desatorarse este fin de semana, porque Pumas no puede darse el lujo de esperar a la adaptación de sus refuerzos.

 
 
¡Qué rápido!

 
Vaya que Paco Jémez no se tardó nada en decidir si se iba de Cruz Azul y eso que estuvo pregonando a todas horas que se tomaría el tiempo para definir su futuro.

Y es que entre que La Máquina fue eliminada del Apertura 2017 la noche del domingo ante el América y se oficializó su adiós el lunes por la mañana pasaron apenitas unas 14 horas (entre las que estuvieron las de sueño, aunque dudo que Jémez haya pegado pestaña).

Si me preguntan a mí, el estratega, sin importar si avanzaba de Cuartos o no, ya tenía bien claro que ya no iba a seguir en el timón de los Cementeros y por ende todo lo que dijera sobre una posible continuidad nada más fue para seguir el juego y que lo dejaran en paz.

Entre el cuento de la añoranza familiar y las versiones que seguro le taladraron el cráneo sobre los acercamientos con Pedro Caixinha, la moneda estaba echada con mucha anticipación.

Algo así como los futbolistas que tienen listo el boleto de avión a los destinos paradisiacos un día después de su eliminación del torneo.

Cualquier parecido a los celestes es pura coincidencia.

 
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