Los Acereros llegaron al duelo del domingo pasado como amplios favoritos para derrotar a Green Bay y mantenerse como el rival más peligroso de los Patriotas en la ruta rumbo al Super Bowl LII.
Los Empacadores llegaban tras haber sido humillados en casa por Baltimore, en un duelo en donde Brett Hundley se mostró como un mariscal de campo joven, inexperto y poco confiable.
Sin
embargo, Pittsburgh tuvo que padecer hasta los últimos instantes del tiempo regular para asegurar la victoria que les permite llegar a la Semana 13 con la misma marca de ganados y perdidos que Nueva Inglaterra.
Ben Roethlisberger sufrió dos intercepciones, sus receptores tiraron varios pases que tendrían que haber atrapado, Le'Veon Bell soltó un balón en zona de puntos, y hasta Chris Boswell falló un punto extra en el primer cuarto.
Además, la defensa permitió tres anotaciones en jugadas "grandes" de 55, 54 y 39 yardas, respectivamente, para darle a Hundley la confianza de mantener a su equipo en la pelea hasta la agonía del duelo.
Al final, y a pesar de todas las equivocaciones, un gol de campo de 53 yardas de Boswell tras una atrapada espectacular de Antonio Brown con menos de 20 segundos en el cuarto período, le permitió a Pittsburgh salir con vida de Heinz Field.
Aunque públicamente se diga lo contrario, me parece que Mike Tomlin y sus jugadores cometieron el error de subestimar al rival y de estar pensando, mucho antes de tiempo, en el partido de la Semana 15 frente a los Patriotas.
Es evidente que ese duelo puede ser fundamental para ambas escuadras, y que el ganador pudiera terminar jugando en casa toda la postemporada. Sin embargo, en la NFL no hay enemigo pequeño.
Ni los Empacadores sin Aaron Rodgers, ni los Bengalíes, ni los Ravens, serán un escalón fácil en la ruta rumbo al título divisional que aspira a revalidar el equipo de Pittsburgh.
Estoy convencido de que los Acereros tienen los ingredientes necesarios no sólo para regresar al juego de campeonato de la Conferencia Americana, sino para destronar a los Patriotas.
Pero, jugando como el domingo, no llegarán a ningún lado.
Si el equipo aprovecha la experiencia para pensar sólo en el rival en turno y mejorar la ejecución, el susto habrá valido la pena. Si en cambio mantienen la irregularidad ajustando su nivel al de equipos mediocres, la campaña volverá a terminar con una decepción para la Nación Acerera.
jpcoello@gmail.com
Twitter: @JosePabloCoello