Tres volados y un funeral

Francisco Javier González
en CANCHA


Seguramente que de todas las ocasiones en que Cruz Azul no llegó lejos en una serie final, esta es la que menos arrepentimientos habrá generado.

El sordo 0-0 con el que terminaron los 180 minutos del duelo más esperado, simplemente le hicieron pagar los tropezones que en campaña regular le destinaron un lugar secundario en la parrilla de salida para la actual disputa del título.

La

frialdad de un reglamento no premia al que fue mejor sino al que aprovecha su circunstancia.

La del América fue terminar en tercer lugar general y hacer suya esa ventaja que por poco se le esfuma de las manos.

Tal vez la fatalidad azul fue en esta ocasión aquel remate de Felipe Mora que entre Marchesín y Guido Rodríguez rebotaron cerca de la línea de gol. O aquella de Martín Rodríguez, que pudiendo matar un balón espléndido para rematar a placer, decidió entregárselo con el pecho al propio Mora, tirando por la borda una de las pocas ocasiones que se registraron en el partido.

Como de lo perdido hay que rescatar siempre lo encontrado, La Máquina debe apuntar dentro de su dolor que encontró una forma de jugar. La agresividad y la vocación ofensiva no se convierten en goles cuando hay contagio de ineficacia. Pero si hay que fundar al Cruz Azul del futuro inmediato, este es un buen punto de partida.

Será importante la continuidad de Jémez, o bien que su sucesor sea afín a esa filosofía.

América, sin jugar ni convencer, hizo valer su peso histórico. Avanzó porque sí y nada más; hizo valer la autoridad que en Coapa se impone hasta en los malos días. Sólo eso permite pensar que su Semifinal frente a Tigres no les será temible.

Tres de las cuatro series se definieron al filo de la butaca. Hasta el último instante pudo caer un gol que cambiara la historia.

Monarcas lo hizo bien porque flaqueó menos que el adversario. Del Toluca centenario se esperaba más empaque y personalidad. Pese a que arrebató el triunfo en los últimos cinco minutos de la ida, no tuvo el manejo y la sabiduría para manejar un global que en la vuelta llegó a verlo con dos goles de ventaja.

Tigres fue mejor que León aunque el final fue aderezado por un valiente equipo esmeralda que cayó con dignidad ante uno de los mejores planteles del País.

El único que ganó por una de esas infrecuentes demoliciones que a veces tiene una Liguilla fue el Monterrey, erigido en los pronósticos como el que menos pagaría a los apostadores. Es el gran favorito. Lo del Atlas fue casi vergonzoso. No está listo para estas batallas.

Salvo por ellos, la Liguilla cumple a cabalidad: emociona hasta la última gota.

 
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