"No temas en dejar algo bueno cuando vayas en busca de algo grandioso".
Steve Prefontaine, atleta
La semana pasada se jugó en Guadalajara un torneo que trajo muy buenas noticias. El Guadalajara Junior Classic tuvo la participación de 130 jugadores en El Río Country Club en las edades de 12 a los 18 años en ambas ramas, y en el campo de Valle Imperial participaron 60
pequeños de menor edad.
Este torneo fue organizado por la Mexican Junior Golf Association (MJGA), Organización que en los últimos años ha ganado adeptos gracias a un cambio de formas, mismas que les han valido para ser reconocida por la Federación Mexicana de Golf.
La MJGA nació para ser una alternativa en México en la promoción del golf juvenil infantil. Seguí el torneo en sus tres días y vi cosas muy positivas aunque, sin duda, la principal fue el número de participantes porque a estos eventos de convocatoria nacional no es fácil acudir por los costos del viaje.
La pelea por los primeros lugares fue muy dramática y el triunfo se decidió hasta el último hoyo, como fue la categoría principal (14-18 años), donde Santiago de la Fuente de Ocotlán, arrebató a Gabriel Ruiz el triunfo viniendo de atrás con un score de 68 en la ronda final.
La categoría principal de damas la ganó Alejandra Ferrer, de Querétaro, con uno abajo de par.
Los scores hechos por los protagonistas fueron muy buenos dadas las condiciones y reto del campo de El Río, que es muy difícil para la mayoría de los pequeños por requerir pegar golpes de potencia, elevar bien la bola y sortear diferentes tipos en lies (inclinaciones del terreno).
La mayoría batalló para superar los retos y resistir la frustración que implica ver la bola terminar en problemas con golpes que ni siquiera eran tan complicados.
El Río Country Club es un diseño de Jack Nicklaus que nació en los tiempos en que su preferencia eran los proyectos excéntricos con visión de gran dificultad, campos sensacionales para las vistas inmobiliarias y muy aptos para los jugadores de bajo handicap. Es por eso que ver a chavos en pleno desarrollo enfrentar esas complicaciones con valentía da gusto.
Ahora, la única parte negativa de esta situación, y que se junta con el número alto de jugadores, es que el tiempo para jugar rebasó las seis horas de juego, y eso es inadmisible en una buena organización.
La otra cara buena de ver a tantos chavos competir, no es que todos vayan a llegar a ser grandes jugadores, sino que son también la base del impulso del golf social en el País, y serán quienes generen las rondas para el crecimiento de nuestro deporte, y eso es muy plausible.
Hasta el próximo green.
rafaelalarcongolf@gmail.com
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