El club más grande de Jémez

Francisco Javier González
en CANCHA


Nadie se puede hacer responsable de lo que no le tocó, así haya heredado antecedentes tan negativos como los que rodean a Cruz Azul desde hace muchos años.

Pero Paco Jémez sí que es responsable de cambiar la historia porque para eso fue contratado. Sí que debe asumir que el gran punto de inflexión que tenía que marcar se está escapando de las manos.

Ganarle el clásico al América,

llegar lanzado a la recta final del torneo regular y darle esperanzas a la afición celeste era primordial. Pero las cosas han rodado de diferente manera.

El estilo del equipo ha tratado de ser agresivo y eso se agradece como el manotazo en la mesa que parte desde las alineaciones. Pero ha perdido equilibrio primero, y voluntad después. Jugarle bien 15 minutos al América y ninguno a los meritorios Lobos BUAP no es demasiada gracia ni ayuda a cambiar el destino de nada.

La Máquina amanece en zona de clasificación asido de panzazo, y en riesgo de abandonarla. Aunque, ciertamente, lo irregular de la campaña y cerrado de los números puede impulsarlo todavía si aprovecha los 3 últimos partidos que le restan y el compromiso en la Copa frente al América de esta media semana.

Recibir a Tigres y a Veracruz con la visita en medio de ellos a la cancha de Monarcas no invita a que el cierre sea plácido. Pero sí es imperativo para el actual proyecto azul levantarse y convencer. Siete torneos sin Liguilla volverían a marcar una marca negativa para el club, que nunca ha vivido las tribulaciones de los últimos tres años en toda su historia.

Hasta ahora. El único legado que permitirá recordar a Jémez en el futuro es su declaración terminando el partido en Puebla, además de sus desplantes diversos.

Es conocido que Paco no domina sus emociones fácilmente. Ni en la banca, ni en las conferencias de prensa. Pero también que no puede decir lo que dijo, aunque el resto de la familia futbolera lo ponga en duda: Cruz Azul sí es equipo grande.

Será bueno preguntarle a Jémez cuál es su medida para aseverar lo contrario: ¿El número de títulos? ¿el de seguidores? ¿el de presupuesto? ¿el de oportunidades que le brinda a cada técnico que llega al timón?

No es el único culpable de lo que sucede pero sí es el responsable de ello. Y en el afán de descargar su frustración ante una debacle como la del sábado, no debe atentar contra su club, ni contra la obligación que se le confirió al entregarle el volante.

Tal vez sirva para picar el orgullo de sus huestes o posiblemente para preparar la retirada.

Cruz Azul es el equipo más grande que Jémez ha dirigido en su carrera. Todavía tiene tiempo de sacarlo adelante. O de pasar a engrosar la lista de los que no han podido con el paquete.

 
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