No, no hubo millones, ni miles de aficionados al futbol que pidieron la cabeza de Bruce Arena tras el terrible fracaso de US Soccer, tras no asistir a la Copa del Mundo Rusia 2018. No, tampoco hubo gran drama por interrumpir las siete clasificaciones de manera consecutiva que tenía Estados Unidos. Ni hubo afición inconforme en el aeropuerto al regreso de la derrota en Trinidad y Tobago. Y es que
en Estados Unidos el futbol nunca llegará a ser un drama y las derrotas deportivas dolorosas probablemente se limitan al basquetbol en los Juegos Olímpicos, porque los deportes más populares en este país tienen su mejor competencia dentro de sus propias ligas. El futbol no es uno de ellos.
El fracaso de Estados Unidos en este Hexagonal es la consecuencia de un trabajo aceleradamente malo, que tocó fondo muy pronto. En esta gran nación ser técnico de la Selección de futbol es, contrario a lo que sucede en México, quizá el trabajo más ajeno a la presión.
Sin embargo, existe una zona donde cada vez la crítica es más fuerte para el futbol estadounidense: la prensa escrita y la dureza con que se expresan los analistas que pasaron con gloria por la Selección, quienes abiertamente hablan con amplio conocimiento de causa y sin compromisos, lo que cada vez genera mayor eco.
Para Bruce Arena la derrota fue "una mancha", cuando en realidad, y de acuerdo a diferentes portales de internet, se trata del "día más oscuro en la historia del futbol en Estados Unidos". Arena, quien previo a este breve periodo al frente de la Selección era considerado el mejor técnico en la historia del futbol estadounidense (y lo es de acuerdo a sus números), renunció ayer tras entrar de relevo en una etapa que no le correspondía, pero en la que tenia todos los elementos para corregir los errores anteriores. De hecho, antes de la derrota contra Costa Rica en Nueva Jersey, estuvo invicto en sus primeros 14 partidos, incluyendo el título de la Copa Oro 2017.
Jürgen Klinsmann dirigió por 98 juegos al equipo de las Barras y las Estrellas, desde 2011 hasta finales de 2016. En un hecho muy pocas veces visto en este país, fue cesado tras las dos primeras jornadas del Hexagonal, en las que acumuló igual numero de derrotas. Hay quienes piensan que Klinsmann sale bien librado tras el fracaso mundialista, soy de quienes opinan que fue destituido demasiado tarde y con el daño ya hecho, pese a la muy favorable situación en la que se encontraban previo a la última jornada del Hexagonal.
En los últimos años, la exportación de futbolistas estadounidenses a Europa no solamente disminuyó, sino que muchos de ellos fueron repatriados a la MLS para darle mayor realce a la Liga y tener más cerca a los seleccionados nacionales. La decisión ha traído consecuencias a muy corto plazo. De igual manera, el arcaico sistema de fuerzas básicas que se emplea en Estados Unidos permite a sus futbolistas juveniles destacados abandonar sus equipos en el momento que quieran, sin ningún beneficio para los equipos de la MLS que les formaron. Tal es el caso, por ejemplo, de los hermanos Funes Mori.
Y qué decir del pobre nivel que muestra el futbol universitario, donde los estudiantes que pretenden llegar al profesionalismo desisten por los grandes candados que imponen las becas, la poca continuidad de sus torneos, el impedimento para jugar en algún equipo mientras pertenecen a la Universidad y la edad avanzada a la que se gradúan y son liberados para buscar un sitio en el mundo profesional.
Klinsmann se fue por la puerta trasera y con cinco años de retroceso; Bruce Arena se ha ido, igual que la Copa del Mundo 2018. Sunil Gulati, presidente de US Soccer no tiene prisa en irse, porque en este país no hay millones de directores técnicos ni presión alguna para que el deporte más popular del mundo sea tan significativo como para exigir resultados. Una lástima después de lo que se había logrado y con el potencial que se tiene.
Twitter: @Felixatlante12