Al menos siete dueños de equipos se sintieron ofendidos por el protagonismo de Jesús Martínez. Y no lo dicen públicamente para no caer en lo mismo que el propietario del Pachuca.
La gota que llena el vaso es una entrevista en la que revela cuestiones internas de la Asamblea y asegura que hubo presión para que no ejercer libremente el voto sobre los derechos de la Selección.
Fue
poner palabras en boca de otros, que poseen autoridad moral y económica suficientes para defenderse solos. Y que, además, estuvieron en la reunión para expresar dudas y puntos de vista. No necesitaban un salvador que intentara romper la reunión.
Las aseveraciones del directivo -y parte de la crítica- hacen ver a los demás como cómplices y manejables ovejitas. Estamos hablando de varios de los empresarios más importantes del País.
Cada persona tiene una perspectiva diferente, pero algunas invaden el derecho ajeno y eso anula cualquier buena intención.
En la entrevista se demuestra que el directivo actuó a trasmano, según las actas de Asamblea.
El 2 de noviembre de 2016, Jesús pidió que se formara un Comité negociador del que él mismo propuso excluirse, y se acordó que se hiciera lo mismo con los representantes de Televisa y TV Azteca.
El 22 de mayo, este grupo de directivos -Santos, UNAM, Tijuana y Monterrey- informó a los dueños el avance de las negociaciones.
Jesús actuó al margen de los acuerdos y él mismo revela que estaba al tanto de la oferta de Telemundo tres meses antes.
El lunes -cuatro días antes de la Asamblea- recibió la llamada de Arturo Elías Ayub, quien deseaba sumar una propuesta.
El dueño del Pachuca estaba en contacto con los integrantes del Comité. Influía en ambos grupos cuando se había excluido.
Este capítulo no tiene gente buena ni mala, pero si superadas por su personaje. Está en severa duda el deseo de agradecerlo.
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