Compromiso de figura

Roberto Gómez Junco
en CANCHA


El reciente suceso catalán puede servir para entender otras cosas.

Por si hacía falta recordarlo, desde Barcelona ha vuelto a enviarse el mensaje de que no todo es futbol.

Ante la represión de la Policía española para impedir el domingo la votación para saber si es mayoritario o no, y qué tanto, el deseo de los catalanes de separarse de España, se dudó si realizar o no el partido

entre el Barcelona y Las Palmas, finalmente jugado a puerta cerrada.

En medio de la confusión, la figura de Gerard Piqué mantuvo su congruencia, lamentó esa represión en contra de quienes solamente querían ejercer su derecho al voto, y se quejó también por haberse visto obligado a jugar el partido más incómodo de su vida, porque el club decidió que, en caso de no jugarlo, se correría el riesgo de empeorar el problema.

Para Pep Guardiola, el director técnico más importante en la historia de la escuadra blaugrana, dicho partido ni siquiera debió jugarse.

Uno de los directores técnicos más pensantes de la actualidad (quizá el número uno en ese renglón), también entiende cuál es su compromiso más allá de la cancha y de la banca... y lo asume con responsabilidad.

Lo mismo hace Piqué, aunque asumir ese compromiso lo obligue a sufrir el costo del repudio y la incomprensión de cientos de miles de españoles. De quienes piensan lo opuesto que él en el tema de los afanes catalanes por independizarse, y de quienes creen que por ser futbolista no tiene por qué opinar sobre otras cosas.

Se comparta o no la postura asumida por Piqué en un asunto tan delicado, lo indudable es su derecho para asumirla, tanto como su obligación de actuar como algo más que una simple estrella del futbol, del Barcelona y de la Selección Española.

¿Debe una figura del deporte mantenerse al margen de otros asuntos más importantes porque "no le corresponde" meterse en ellos?

Yo creo que no.

 
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