El León de Praga
No era elegante con el balón, no hacía fintas imposibles ni brillaba por su exquisitez, más bien parecía torpe y tosco... hasta que tomaba el balón.
Detrás de una mirada misteriosa y sonrisa cándida se esconde el mejor futbolista que haya salido de la República Checa. Al conducir el balón, como si se tratara de una máquina imparable, infundía respeto en sus
marcadores y emoción en la tribuna.
Era espectacular a su manera. En una época en la que brillaban astros como Zinedine Zidane, Ronaldo y Ronaldinho, por su magia con el balón, él sólo se acercaba al área y mostraba su poder, con disparo y conducción.
Su brillante cabellera rubia se convirtió en su sello cuando conquistó al mundo del futbol con la Juventus y el legendario equipo checo que casi logra la hazaña de ganar la Eurocopa de 1996.
Se le conocía como el León de Praga.
EL ORIGEN DE UN GENIO
En la memoria de la afición de al Juventus y el mundo del futbol está grabado un sinfín de momentos mágicos de Pavel Nedved (30 de agosto de 1972, Praga), hijo de Vaclav, granjero, y Ana, ama de casa.
Sus orígenes futbolísticos están en su casa. En los últimos años de la década de los 80, la República Checa no existía. Pavel vivía en Checoslovaquia, en los tiempos finales de la Guerra Fría.
Su ascenso no fue meteórico, más bien se coció a fuego lento.
Se formó en el humilde FK Skalna, un equipo amateur en el que aprendió los fundamentos del futbol, y tras varias mudanzas con su familia y a los 18 años, se enroló en el Dukla Praga, con el que debutó en Primera División en 1991.
Apenas marcó 3 goles, pero sus cualidades eran innegables, así que muy pronto llegó a las filas del gigante checo, el Sparta Praga. Tenía 20 años y no usaba su icónica melena rubia.
Con el Sparta, el joven mediocampista consiguió dos veces al hilo el título de Liga y jugó una vez los Octavos de Final de la Liga de Campeones. No era delantero, pero con 14 goles brilló más que nadie en el equipo.
En cuatro temporadas maduró, física, mental y emocionalmente, hasta que estuvo listo para dar el salto a los grandes escenarios europeos.
LA EXPLOSIÓN
Desde los tiempos en los que imponía respeto en la Copa del Mundo, de la que fue subcampeón en 1934 y 1962, y se coronó en la Eurocopa de 1976, Checoslovaquia parecía haber pasado a ser una Selección del montón.
Rumbo al Mundial de 1994, Checoslovaquia de disolvió y dio paso a dos países: Eslovaquia y la República Checa, que heredó las marcas históricas de los checoslovacos en los registros de la FIFA y le dio al futbol uno de los equipos más poderosos de la primera década del tercer milenio.
En la Euro 96, la República Checa avanzó a Cuartos de Final en un grupo en el que competía con Italia, Rusia y Alemania.
Los teutones fueron dos veces verdugos de los audaces checos, al vencerlos en su grupo y en una equilibrada Final, en Wembley, con el primer gol de oro que definía un título internacional.
Aunque el título frente a Alemania, la República Checa se ganó la simpatía de la afición en todo el mundo con su primera generación de futbolistas.
Jugadores como Nedved, Zdenek Grygera, Marek Jankulovski, Tomas Ujfalusi, Tomas Galasek, Patrik Berger, Karel Poborsky, Vladimír Smicer, Pavel Kuka y Jan Koller integraban un cuadro formidable que acaparó miradas de los grandes clubes.
DESTINO, ITALIA
La estrella del Sparta y la República Checa cambió de rumbos y fue contratado por la Lazio, después de que el PSV Eindhoven tardó demasiado en decidir contratarlo.
Su primera campaña fue discreta, pero en la segunda consiguió la Copa Italiana y el subcampeonato de la Copa UEFA, tras perder la Final con el Inter de Milán.
Después los campeonatos le llovieron a la Lazio, dirigida por el sueco Sven-Goran Eriksson. Conquistó la Recopa de la UEFA, dos veces la Supercopa Italiana, una ocasión la Serie A y una vez más la Copa Italiana.
Entonces Nedved ya había mostrado el esplendor de sus capacidades y estaba listo para dar el gran salto.
BIANCONERO
La afición de la Juventus estaba molesta por la salida de su estrella, Zidane, al Real Madrid, y no creían que alguien pudiera llenar sus zapatos y mucho menos cuando la directiva anunció la llegada de Nedved, quien tenía dos cañones por piernas, pero no la magia del genio francés.
El rubio checo ya tenía 29 años y no era un astro. La Juve había pagado 45 millones de euros por su pase, lo que parecía una locura, porque a lo máximo el futbol le daría para unos tres años.
Pero el 11 se volvió un ídolo y líder de una renovada Juve que se coronó en la Serie A.
La temporada 2002-2003 fue espectacular para Nedved, ya que marcó 14 goles, la Juve refrendó su título de Liga y se convirtió en finalista de la Liga de Campeones.
El 14 de mayo de 2003 fue uno de los días más tristes de la carrera de la "Furia Ceca" -como apodaron tifosi juventinos a Pavel-, porque a pesar de que la Veccia Signora dejó fuera al poderoso Real Madrid en Semifinales, en la última parte del partido en el Estadio Delle Alpi, Nedved se ganó una tarjeta amarilla que lo dejó sin posibilidades de jugar la Final.
La Juventus perdió el título frente al Milán, en la tanda de penaltis, y la estrella del equipo, quien había colaborado con un gol frente al Madrid, tuvo que ver las acciones desde la tribuna de Old Trafford.
Aún así, el checo -también apodado Power Nedved- recibió el Balón de Oro en diciembre de 2003.
FIDELIDAD
Tras ganar dos veces seguidas la Serie A, la Veccia Signora descendió a la Serie B como castigo por su participación en una trama de corrupción y arreglo de partidos.
Se fueron del equipo figuras como Fabio Cannavaro, Gianluca Zambrotta, Lilian Thuram y Zlatan Ibrahimovic, pero otros, como Gianluigi Buffon, Alessandro del Piero y Nedved permanecieron en la plantilla, con la idea de que un caballero nunca abandona a una señora.
ADIÓS
De la Selección, el León de Praga se retiró en 2006, a los 34 años, después de quedarse en la fase de grupos del Mundial 2006.
A los 36, como figura, ídolo y leyenda de la Juventus, Pavel colgó los botines en mayo de 2009.
Su carrera terminó con dos espinas clavadas: nunca pudo conseguir un título con la generación dorada de la República Checa ni pudo coronarse en la Champions.
La Juventus le ofreció trabajo como directivo o miembro del cuerpo técnico, pero rechazó la propuesta, aunque se convirtió en miembro de la junta directiva en 2010 y después en vicepresidente, en 2015.
EL REGRESO
Después de ocho años en el retiro, Nedved anunció hace unos días que regresa a las canchas.
A los 45 años, jugará de nuevo para el FK Skalna, en el que su hijo, Pável, de 18 años, es una de las principales figuras. Ahí coincidirán padre e hijo en la cancha, en una postal emotiva, anecdótica y simbólica.
"Después de duras, interminables, largas y exigentes conversaciones entre los altos ejecutivos del Skalna y la Juventus, en las que Nedved estuvo involucrado, podemos anunciar que Pavel regresa al club donde creció", anunció el club en su cuenta de Twitter.
Nedved no dejará su puesto como vicepresidente de la Juventus, pero vuelve a los reflectores del futbol mundial, aunque no como en aquellos años en que se ganó el mote de el León de Praga.
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