¿Boleto sin fiesta?

Francisco Javier González
en CANCHA


Recordemos aquel partido contra Honduras en el Azteca, cuando el Tri clasificó al Mundial de 2002 en el último suspiro. De ahí salió al aeropuerto para jugar contra España en la reapertura del estadio de Huelva.

O ese frente a Nueva Zelanda para asistir a Brasil 2014, cuando la repesca llegó de la mano de Graham Zusi que le marcó a Panamá en el último instante el que los dejó fuera del

Mundial y le mandó el medio boleto a un México atribulado en Costa Rica.

Fueron duelos jugados a estadio lleno y con el rosario en la mano. La sensación de todo o nada llenó la tribuna del Azteca y en ambas ocasiones el resultado fue el que se necesitaba.

Para mañana contra Panamá, con muchas posibilidades de que el Tri consiga el ansiado boleto a Rusia 2018, el público no se ha manifestado en la taquilla.

Será que siente que hay poco en juego, serán las lluvias que azotan a la Ciudad de México o serán los resultados del verano que no fueron espectaculares. Pese a que puede animarse en el último instante, hasta ahora no se predice ningún ambiente de gran fiesta pese a la solemnidad que implica asegurar la presencia en Rusia.

La selección puede dejar moribunda a Panamá si la vence y Costa Rica tiene una visita temible a Estados Unidos que le desea arrebatar el segundo sitio del Hexagonal para recibir a México el martes.

Falta saber si los aficionados que decidan asistir seguirán con el estribillo molesto que acompaña a los arqueros visitantes o si se muestra un poco mas de civilidad ante las reiteradas invitaciones para hacerlo.

A falta de cuatro partidos, en esta fecha FIFA de viernes-martes se decidirán varios boletos mas.

Hay partidos de enorme consecuencia: España recibe a Italia y se definirá con casi toda seguridad cual de los dos irá derecho a Rusia y quién jugará repesca.

Holanda, que se metió en aprietos desde el inicio de su desafortunada eliminatoria, tiene su última oportunidad de supervivencia si gana en su visita a Francia.

Uruguay se sentirá complacido de recibir a Argentina, que en este momento está en zona de repesca sudamericana y encara en el Centenario el juego mas duro de los tres que le restan.

Colombia tiene un calendario que parece accesible y debería derrotar en casa a Venezuela para adelantar los preparativos del viaje a Moscú.

Nuestro convulso y accidentado planeta se tomará un pequeño respiro para voltear a ver un balón, ser testigo del drama de los que se van quedando en el camino y soñar con los benditos que irán a la gran fiesta rusa del próximo verano.

El juego del hombre, como lo bautizó el inmortal Ángel Fernández, tiene mañana uno de sus días estelares.

 
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