Tres asuntos de esta semana sirven para dibujar a la perfección el nivel de dirigentes del que "goza" el futbol mexicano.
A los más altos niveles de esos improvisados hombres de pantalón largo, después de un vacío de varios meses finalmente "encontraron" a los elementos "idóneos" para asumir la dirección de Selección Nacional... y eligieron a dos de muy diferentes e insuficientes
perfiles.
A Gerardo Torrado, con una brillante trayectoria como futbolista pero sin experiencia alguna en puestos directivos; y a Dennis Te Kloese, que así pasa de coordinar a las Selecciones Menores a pretender dirigir o supervisar (o hacer como que dirige o supervisa) a quienes dirigen a la Mayor.
Dos designaciones evidentemente encaminadas no a mejorar y ni siquiera a revisar el trabajo realizado por Juan Carlos Osorio (que por favor le presenten a algún lateral), sino a protegerlo, a pretender validarlo con una aprobación otorgada de antemano.
Y unos días antes, en los Pumas, sus inefables dirigentes nos demostraron tener a tal grado definido el perfil de su vicepresidente o director deportivo... que lo convirtieron en técnico.
Con mucho entusiasmo y total desparpajo, la dirección técnica del primer equipo la asume Sergio Egea, quien supuestamente debía ser el encargado de prescindir de los servicios del técnico anterior, Francisco Palencia.
Y para redondear la peculiar (patética) semana de pantalón largo, los recién ascendidos Lobos de la BUAP (Benemérita Universidad Autónoma de Puebla) descubrieron la mejor forma de resarcirse por la falta de ingresos: organizar una "coperacha" entre sus seguidores (¿para ver si entre esos tres mil, a un promedio de 333 pesos por cabeza, llegan al millón?).
Cosas de nuestro sui generis futbol y sus vergonzosas peculiaridades de pantalón largo.
¿Cómo aspirar a un futbol de primera con dirigentes de tercera?
gomezjunco@mural.com
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