Señoras y señores, en un partido de alta calidad, la Supercopa de España, donde juegan el campeón de Liga y el de Copa, Real Madrid y Barcelona, dos de los mejores equipos del mundo, surgió un personaje que fue figura: el árbitro.
Le regala un penalti que no era a Luis Suárez, el cual se encarga de anotar Lionel Messi para empatar el encuentro; antes, Gerard Piqué hizo un
autogol.
Después salta a la cancha Cristiano Ronaldo, en el segundo tiempo. Ha ganado casi todo, menos la Copa del Mundo, y en una de sus escapadas a velocidad hace un excelente gol al ángulo, se quita la camiseta por soberbia por su físico, que es impresionante o lo que usted quiera, y obtiene su primera tarjeta amarilla.
Lo que no sabe es que a continuación, en otra jugada, al ingresar al área tiene un contacto con Samuel Umtiti y el árbitro decide no marcar penalti y, en cambio, le muestra la segunda amarilla, al suponer que fingió la falta.
Ronaldo parece que acepta la expulsión, pero se vuelve sobre el árbitro, se acelera y le da un ligero empujón, motivo para que la Comisión Disciplinaria de España actuara rápidamente y le dictara cuatro partidos de suspensión por la agresión al árbitro, más el partido de castigo por la doble amarilla.
Se pierde partidos importantes, la Supercopa y el inicio de la Liga, claves para el Real Madrid, que ha arrancado de la mejor forma al ganarle al Manchester United la Supercopa de la UEFA y se fue con la ventaja en la de España.
Seguramente, el cuadro merengue apelará la doble amarilla y se rebajará la sanción a cuatro juegos.
¿Cómo es posible que un jugador de la categoría de Cristiano Ronaldo pueda hacer eso? Como lo dijo su técnico, Zinedine Zidane: "Estamos contentos por el resultado y lo que se propuso en el partido, pero me molesta mucho la tarjeta que recibió Cristiano, me parece que fue fuerte su tarjeta y, después, la forma como se comportó, pero estamos listos para el miércoles".
El Barcelona deberá reforzar rápidamente su cuadro con los jugadores que está pretendiendo para volver a ser competitivo, lo que ha sido siempre, un equipo que no depende sólo de Messi.
Puede ser un gran partido el de vuelta y el Barcelona puede ganarle al Madrid. Lo ha hecho bien, ganó los últimos partidos de Liga en el Bernabéu, pero hoy se ve más poderoso el equipo de Zidane, aunque ahí se le ve más torpe y sin Cristiano, quien hizo un gol soberbio, pero tiene una banca que es superior a la del Barcelona.
Promete ser un partido muy atractivo, interesante y, posiblemente, espectacular y polémico.
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