Todo y nada
No toma llamadas. No contesta mensajes. Son los días más aciagos para el jugador más ganador en la historia del Futbol Mexicano.
Rafael Márquez está devastado, apenas duerme y casi no come. Es difícil para alguien que lo ha tenido todo y se ha quedado sin nada.
Primero le congelaron sus cuentas en Estados Unidos y luego las de México. El campeón de la
Champions League con el Barcelona ni siquiera puede ir a la tienda porque sus tarjetas no pasan.
Sus amigos temen prestarle por miedo a ser señalados también por ese Departamento del Tesoro que ha dejado, muerto en vida, a uno de los más grandes ídolos del deporte mexicano.
Además, son los mismos amigos de Raúl Flores Castro, el hijo del presunto capo Raúl Flores Hernández, que de acuerdo a Estados Unidos es el líder de una organización criminal.
"Junior", le dicen, su fan y amigo incondicional con el que tantas veces convivió... y que ahora le está cortando su carrera y su futuro.
La amistad
"Junior" llegó con Rafa en la época en la que el atlismo estaba de moda. Allá a finales de los 90, cuando Miguel Zepeda volaba por la banda, Daniel Osorno tocaba en una banda y Erubey Cabuto a veces se iba en banda.
Fue extraño, porque Márquez es extremadamente selectivo con sus amistades y Flores Castro de inmediato le cayó bien. Al grado que lo escogió como padrino de bautizo de su primogénita -del matrimonio con Adriana Lavat- en Mónaco.
En la vida de los futbolistas siempre se aparecen personas que tratan de obtener algo: dinero, un saludo, un autógrafo, y eso hace que vivan a la defensiva.
Pero "Junior" era completamente diferente, un tipo espléndido, dicharachero, que lo hacía reir y además sabía divertirse ¡y vaya que sí! Por eso, cada que venía de sus vacaciones, era el primero al que Márquez buscaba para salir, distraerse y ponerse al día.
Los problemas
Conforme Rafa comenzó a generar más ingresos en sus contratos con el Barcelona, entró en la cuenta que no se estaba volviendo joven y le nació la inquietud por buscar dónde invertir.
Fue entonces cuando su compadre le vendió la idea de comprar un equipo en la entonces Primera A, algo que los Flores siempre habían querido desde que tenían al Autlán en la Segunda.
A Márquez le pareció excelente idea ¿Qué podría salir mal? Él podría aconsejar a la distancia y ahí tendría a Zepe para operar. Tepic queda cerca de Guadalajara, y además podría dar oportunidad de alargar sus carreras a varios de la generación dorada del Atlas.
Así, el 24 de junio de 2008 quedó asentado en el acta de una asamblea del Club Morumbí que Flores Hernández, antes de renunciar a dicha organización, ingresaba a Márquez, a Zepeda y a su hijo como socios.
Finalmente no pudieron inscribir el equipo, pero la huella indeleble quedó registrada... y sería el primer indicio que la DEA encontraría.
En julio de 2009, el bar La Camelia fue asegurada por la SIEDO y se vinieron los problemas. Era el mismo sitio, en cuya área VIP habían departido Rafa, Alejandro Fernández y demás amigos.
En 2013, Flores Hernández ingresó al penal federal acusado de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita, y su hijo supo que la tormenta se vendría.
Por eso, decidió ceder a Rafa un terreno en El Bajío que habían comprado juntos a un excelente precio. No quería que su amigo se viera involucrado, pero para entonces la DEA ya llevaba años investigándolos. Lo demás ya se lo saben ustedes.
Siempre me ha llamado la atención que los futbolistas creen tener su propia ley. Es decir, el cuico de la esquina me dejará ir cuando vea quien soy, tengo que pagar menos impuestos porque soy famoso o dime con quien hablo para que me descuenten la multa.
La moraleja, señores pateabalones, es dolorosa, pero contundente. Ojalá otros escarmienten en cabeza ajena.
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