Decepción
El sábado, fresco después de un plan tranquilo de viernes por la noche, su filosa servilleta se dio una vuelta al Club Atlas Chapalita, dispuesto a mirar el Atlas femenil contra de las Guerreras del Santos Laguna.
Llegué poco antes del mediodía y, menuda sorpresa la que me llevé, ¡porque no dejaban entrar!
Tenías que ser socio del Atlas Chapalita o
familiar de alguna de las jugadoras, por lo que les dije, "mínimo déjenme conocer a las futbolistas y chance emparentamos", pero así pos cómo.
Desafortunadamente no era el único, pues había más aficionados que querían apoyar a las Rojinegritas, pero se la tuvieron que Pérez Prado a ritmo de Chico Ché.
Les tuve qua decir que era novio de la DT y, aunque me vieron raro, pues me dejaron pasar. Digo, de alguna manera tenía que entrar para traerles todos los detalles ¿o a poco creen que esta columna se escribe sola?
Caminé, me perdí, pero finalmente di con la cancha en la que jugaban las Rojinegras y las Guerreras.
La primera impresión es que estaba frente a un equipo de futbol 7 o ni eso, porque al lo menos ellos le invierten en coloridos y vistosos uniformes de juego.
De verdad, las pateabalones del Atlas estaban vestidas con camisetas como sacadas de las pacas, rojas y genéricas, de una calidad muy diferente a los varones.
Entonces intenté informarme sobre la propuesta, la DT, las jugadoras, todo... pero en el departamento de prensa del Atlas diiiiicen que únicamente trabajan para el equipo varonil y nimodobadito.
Así que me puse a investigar y me lleve menudas sorpresas:
1. No es una DT, sino un DT... y se llama Jorge Rodríguez.
2. El presidente rojinegro Gustavo Guzmán ni siquiera lo ha llamado para mínimo desearle buena suerte, con todo y que las muchachas llevan un mes entrenando, jugaron la Copa y van en la Jornada 2 de la Liga.
Créanme, si no le echan ganitas los propios clubes, están condenando a este proyecto al fracaso.
Así, decepcionado, me retiré del Atlas Chapalita, aunque no por el juego, porque las Rojinegras la mueven bastante bien y ganaron 3-1.
¡Ánimo, chicas!
Golpeador
Conforme pasan las horas comienzan a salir los detalles del incidente que llevó a la separación de William Palacios, quien desde el domingo se quedó sin chamba en Lobos BUAP.
El primer asunto que brincaba era que esto hubiera ocurrido en un antro, y no existieran imágenes ni videos ¿en estas épocas? ¿con personajes públicos?
Resulta que no fue tal, sino que todo ocurrió en el departamento del propio Palacios, quien invitó a otros compañeros para seguir la fiesta, por la victoria de 3-2 sobre el Pachuca, que ya habían iniciado desde antes.
En medio de la tertulia, el enfiestado anfitrión -quien ni siquiera jugó- entró en una acalorada discusión con su pareja y quiso darle su estate-quieta, por lo que su compatriota Julián Quiñones, que también andaba en grado "Gullit", tuvo que intervenir.
¿Cómo habrá estado la pelea que Quiñones requirió ser operado de una mano por las heridas que le provocaron los carazos de Palacios?
Esta fue la versión que obtuvo la directiva para de plano dar de baja a William y sólo sancionar a su goleador. Por supuesto que el corrido dice que no es cierto, que su pareja lo respalda y que pronto se sabrá su veldá.
Yo aquí les dejo las versiones para que se paren de sus asientos, formen grupos de tres y discutan.
Primera clase
Aún no acaba la novela del uruguayo Gastón Silva, su mamá y los Pumas.
Resulta que el zaguero se negó de último minuto a subirse al avión que lo traería de Europa a México con todo y que había exigido al club que le pagara a él y a su señora progenitora un boleto en primera clase, porque no se subía en clase turista.
La Universidad desembolsó una lana por ambos pasajes, comprados de última hora, Madrid-Ciudad de México, que vienen costando en alrededor de 140 mil pesos... y todo para que el niño se fuera a Buenos Aires a firmar con el Independiente.
El equipo de la UNAM puso en poder de la FIFA los papeles firmados, e insiste que no hay forma de que Silva gane el pleito. Veremos.
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