El dato duro dice que México pasó a la siguiente ronda de la Copa Oro en primer lugar de su grupo, sin un gol recibido y 260 minutos con la valla invicta.
Y también, según lo hace notar el experto Jorge Witker, los cinco goles del Tri en la Copa los han marcado jugadores distintos, lo que daría razón a las rotaciones de Juan Carlos Osorio que en esta ocasión, respecto al partido contra
Jamaica, sumaron diez.
Pero hay cosas que preocupan demasiado en el desempeño del equipo. Y eso no tiene que ver totalmente con que esta escuadra alternativa carezca de sus jugadores más importantes: tiene que ver más bien con el criterio.
Jugar a las carreritas contra Curazao, cuya complexión atlética es de velocistas, resulta mal negocio aunque Raúl López haya ganado una de ellas al hombre que lo marcaba para meter el centro del primer gol del encuentro.
Dejarse encimar por el adversario y equivocarse en la salida fue otro pecado que pudo ser mortal. Y no ejercer presión en el medio campo para impedirles una salida clara tampoco fue lo mejor.
Pero además de eso, está claro que Osorio seguirá haciendo cambios, que el avance colectivo del grupo será imposible de cuajar porque las sociedades no se afianzan ante la falta de tiempo y práctica, y que en un torneo que no es de la más alta calidad, hay futbolistas a los que no les alcanza para dar la mínima calidad.
Es posible que el técnico nacional vaya más allá del discurso habitual de que a los torneos se presentan los equipos para tratar de ganarlos. También sirven para probar futbolistas con el fin de afianzar conceptos o bien para saber que en efecto, difícilmente se contará con ellos en circunstancias normales.
Si así se hubiera establecido, varios juicios que formulamos sobre actuaciones como la de ayer o como la de Jamaica podrían quedar desactivados. O por lo menos habría un poco más de comprensión. Pero hay cosas que no nos quedan claras hasta que se demuestran de manera fehaciente. Una de ellas es que con la camiseta ya no se gana, y que Curazao estuvo a punto de meterle al Tri un enorme susto con tres disparos a los postes y una enorme dignidad al disputar así un juego en el que no tenía aspiraciones en serio porque ya estaba eliminado de la segunda fase.
Curazao hizo figura a Jesús Corona, que debería ser el titular para los partidos que restan.
Los equipos evolucionan y el Tri no está condenado a no hacerlo, pero urge que encuentre respuestas que hagan menos circunstancial el resultado.
Nobleza obliga. Aunque los titulares ya gastaron su verano en Rusia, México tiene obligaciones.
Este equipo tiene la gran oportunidad de gustar. Hasta hoy no lo ha logrado.
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