Quedó prematuramente fuera de concurso para la Copa del Mundo porque después de ser finalista de la Copa Oro anterior, a Jamaica se le olvidó ganar en casa. Perdió ocho de los puntos que disputó como local y no consiguió boleto para el Hexagonal de la Concacaf.
Pese a que ha mejorado respecto a años anteriores, ha jugado un solo Mundial, el de Francia 98 y con el de Rusia 2018 ligará cinco
sin volver a saborear esa experiencia.
Aunque visitarlo solía ser complicado, México tiene un saldo favorable muy marcado en la historia de enfrentamientos, incluyendo su triunfo de 3-1 en la Final de la Copa Oro mencionada en julio de 2015 y la de 2-0 en la Copa América del Centenario, en junio de 2016. Por tercer año consecutivo se verán las caras en el verano.
Así que ni el momento ni la calidad ni los antecedentes dan para pensar en que México, con su segundo equipo, debería sufrir esta noche ante los jamaicanos, que son más altos, más rápidos y más fuertes, pero menos futboleros que los dirigidos a control remoto por Juan Carlos Osorio.
La hipótesis de que esas tres características son fundamentales para vencer en las competencias deportivas como lo dice uno de los enunciados de los antiguos juegos griegos, palidece en el futbol si los del equipo de enfrente son mas habilidosos, inteligentes y saben jugar el balón con mayor sentido de conjunto. Ese es el caso.
Ningún partido se gana antes de jugarlo y por eso es que México tiene que demostrar en el campo que es mejor que todos los equipos de la zona, con las reservas de saber cómo llegarán a las instancias finales Estados Unidos y tal vez Costa Rica.
El problema más grande que puede tener el Tri es, además de un rival que también jugará con 11 futbolistas, que no lo traicione su propia autoestima: sabemos que ocurre con la Selección cuando se sabe -como es- mejor que el adversario.
La pregunta recurrente sobre este seleccionado consiste en saber si está obligado a ganar el torneo para seguir dominando su área. La respuesta la tiene que ir dictando sobre la marcha, a sabiendas que el puro nombre lo empuja a ello aunque se trate de un equipo alternativo que está enfrentando en su mayoría a rivales que si cuentan con titulares. No hay otra opción: con el Tri no hay consideraciones y menos cuando se trata de torneos de Concacaf: se le pide todo sin miramiento alguno.
En el viaje de Osorio hacia Rusia 2018 no se vislumbran en lo deportivo grandes nubarrones. Solo un accidente en algunos de estos partidos podrían pronosticar lluvia. O la falta de control que el colombiano ha mostrado con extraña frecuencia.
Lo de esta noche no debería ser causa de insomnio.
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