Continúa en canchas estadounidenses la desteñida Copa Oro.
En ella, la Selección Mexicana B jugará mañana ante el conjunto de Jamaica, después de haber vencido el domingo al salvadoreño, a pesar de haber jugado, evidentemente, por abajo de lo que debería.
Una Selección que, independientemente de ser la A o la B, se atiene a dos principios tan indeclinables como
incomprensibles:
1. Prohibido por completo repetir alineación.
2. En todas esas alineaciones de 11 futbolistas que por primera vez juegan juntos, por lo menos dos deberán hacerlo en una posición que no sea la suya.
Así, con total desparpajo se vulneran una y otra vez premisas fundamentales de este juego, cuyas bondades han sido demostradas hasta la saciedad en la historia del futbol: siempre han funcionado y seguirán funcionando mejor los equipos que cuenten con más jugadores dominadores de su respectiva posición... y que más partidos lleven jugando juntos.
El principal problema de los actuales tricolores, como volvió a notarse en el duelo ante la modesta escuadra salvadoreña, es el maquillaje de los resultados.
Muy positivo el saldo y magníficos esos resultados, a pesar de las evidentes carencias en el rendimiento colectivo, que inevitablemente van en detrimento del individual.
Si de seguir inflando esos magníficos números se trata, inmejorable la concakafkiana zona para seguir haciéndolo.
Pero si el funcionamiento, el proceso y el método de trabajo siguen siendo los mismos, cada vez que salgan de esa zona seguirán topándose con su cruda realidad futbolística.
Jugando como juegan, podrían incluso coronarse en este torneo plagado de Selecciones que van de la medianía hacia abajo; pero ese futbol no les alcanzaría ni siquiera para competir, como no les ha alcanzado, ante las 10 ó 15 mejores Selecciones en el mundo.
¿De veras no lo notan?
gomezjunco@mural.com
Twitter: @rgomezjunco