Hace muchos años que los Bucaneros de Tampa Bay dejaron de ser un equipo relevante en la Conferencia Nacional.
Desde la campaña de 2002, cuando de la mano de Jon Gruden ganaron el Super Bowl XXXVII, la escuadra que hoy es propiedad de la familia Glazer solamente ha clasificado un par de veces a los Playoffs, y en ambas ocasiones se ha quedado fuera a las primeras de cambio en el duelo de
comodines.
De las siete campañas de Raheem Morris, Greg Schiano y Lovie Smith al frente, solamente una vez terminaron con marca ganadora, aunque no consiguieron meterse a la postemporada.
El nombramiento de Dirk Koetter como entrenador en jefe le dio un envión anímico al equipo el año anterior, y con nueve victorias, volvieron a tener una campaña ganadora.
Las decisiones que han tomado en el periodo de agentes libres y en el Draft, me hacen pensar que el alto mando de la organización percibe que hay el material humano suficiente para ser competitivos y dar un paso adelante.
Y aunque Atlanta sigue siendo el favorito en la División Sur, no sería extraño que Tampa Bay pudiera convertirse en un rival de respeto para los campeones defensores en la Conferencia Nacional, aunque los Bucaneros hayan sido el "patito feo" de la división en los últimos nueve años.
Jameis Winston es la base del proyecto de Tampa Bay, y sus dos primeras campañas han arrojado resultados muy alentadores con más de 4 mil yardas por aire y 50 pases de anotación en total. Durante el 2016 mejoró su rating y su relación de intercepciones por cada envío de anotación.
Con la mira puesta en hacer la ofensiva aún mas explosiva, los Bucaneros firmaron a DeSean Jackson, quien a pesar de ser un tipo polémico, sigue siendo una amenaza en el juego vertical, capaz de estirar como ningún otro receptor a las defensas contrarias. Adicionalmente, vía el reclutamiento colegial, Tampa Bay sumó al ala cerrada O.J. Howard y al receptor abierto, Chris Goodwin, quien junto con Mike Evans y Cameron Brate, le dan opciones de sobra a un mariscal de campo muy joven y talentoso.
Aunque el ataque terrestre seguirá dependiendo del frágil e impredecible Doug Martin, la generación de puntos no debe ser un problema.
La defensa tiene mucho talento en la línea frontal y en el cuerpo de apoyadores, mientras que en la secundaria apostaron por reforzarse con la llegada de J.J. Wilcox y el novato Justin Evans.
En conclusión, Tampa Bay parece tener las piezas necesarias para salir de la mediocridad, y si a esto le sumamos un grupo de jugadores con hambre que quiere dejar atrás casi una década de frustraciones, el 2017 pudiera ser un año especial para los Bucaneros.
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