La dominguera

San Cadilla
en CANCHA


Imparables
 
Después de la derrota en las Semifinales de la Copa del Mundo de Italia 90, el futbolista inglés Gary Lineker se sinceró y pronunció una frase que se quedó para la historia. "El futbol es un deporte en el que juegan 11 contra 11 y en el que siempre gana Alemania".

México lo comprobó el jueves al perder 4-1 en las Semifinales de la Copa Confederaciones. Al torneo en

Rusia, esta Selección no llevó a sus figuras, pero sigue siendo Alemania.

Y no es que un equipo gane simplemente portando una camiseta, sino que lo visto en Sochi es el reflejo de un trabajo que comenzó en 2000, después de que una generación de futbolistas teutones tocó fondo.

Con su éxito en Italia 90, los alemanes le probaron al mundo que el orden en la cancha, la disciplina, la corpulencia y el juego colectivo alcanzaba para ganar títulos, pero su estilo de juego siempre fue cuestionado.

Era un equipo comprometido y poderoso, que representaba a un país recién reunificado, que contaba con figuras como Jurgen Klinsmann, Lothar Matthaus, Andreas Brehme, Rudi Voller, Jurgen Kohler y Thomas Berthold.

México pudo ser uno de esos rivales que exhibiera la decadencia de los alemanes, pues en Octavos de Francia 98 los tuvo sometidos, pero los dejó vivir. Ese mismo equipo había sido campeón de la Eurocopa 96, pero a su juego le faltaba algo.

 
 
DESASTRE
 
Quienes piensan como Lineker pueden voltear al pasado, cuando la poderosa Mannschaft fue eliminada dos veces consecutivas en los Cuartos de Final de la Copa del Mundo, por Bulgaria (1994) y Croacia (1998), y que en la Euro 2000 se quedó en la fase de grupos, con un solo punto.

Alemania, acostumbrada a ganar con todo y su estilo limitado, tenía que hacer un cambio para garantizar éxitos en el futuro, pues lo hecho hasta entonces, ya no iba a alcanzar.

En el Mundial 2002 volvió a la Final y la perdió frente a Brasil, pero el nuevo modelo de trabajo que buscaba una renovación ya daba sus primeros pasos.

 
 
NUEVAS REGLAS
 
Cansados de las mediocres actuaciones y altibajos de su Selección en la década de los 90, los alemanes implementaron un plan que consistía en forjar nuevo talento desde las Fuerzas Básicas.

La Federación Alemana de Futbol (DFB) y la Bundesliga, organismos autónomos -a diferencia de lo que pasa en México- llegaron juntos a la conclusión de que el futbol alemán necesitaba una sacudida.

El primer paso fue comprometer a los 36 clubes de la Liga, incluidos los de Primera y Segunda División, a crear academias de futbol y apostar por los jóvenes. El club que no se adhiriera al programa no podría participar en la Bundesliga, así que todos comenzaron a entrenar a nuevos valores.

Además, la DFB invirtió en la formación de entrenadores.

Actualmente, Alemania cuenta con 30 mil entrenadores con licencia B de la UEFA -título básico- y mil con licencia Pro -necesaria para quienes dirigen en categorías superiores de las Ligas europeas-, lo que permite un trabajo profesional con criterios unificados.

A cada una de las Federaciones Regionales, la DFB le dio 1.1 millones de euros para intensificar la formación de futbolistas jóvenes y actualmente cuenta con 390 Bases Suprarregionales para cubrir todo el país.

En 2006 la Federación fundó las Escuelas de Élite del Futbol, que exigen una clasificación de tres estrellas, la cual sólo se alcanza al cumplir con 200 requisitos que vinculan la educación personal con la futbolística de manera integral. Los jugadores pueden obtener diplomas, recuperar clases en las vacaciones y acudir a torneos internacionales durante el curso académico.

Los niños inician a los 6 años y perfeccionan sus habilidades hasta convertirse en profesionales. A la par, muchos llevan un seguimiento en selecciones menores.

 
 
RESULTADOS
 
Aunque Alemania no se coronó en su Mundial, en 2006, su estilo de juego ya estaba renovado y listo para cosechar éxitos una vez más.

En 2008, futbolistas egresados de Escuelas de Élite ganaron el Europeo Sub 19 y, un año después, el Europeo Sub 17 y el Europeo Sub 21. Entre los ganadores del Sub 21 destacaban jóvenes como Fabian Johnson -actualmente seleccionado de Estados Unidos- Manuel Neuer, Jerome Boateng, Benedikt Howedes, Mats Hummels, Sammy Khedira y Mezut Ozil.

También Bastian Schweinsteiger, Mario Gotze, Marco Reus, Julian Draxler, Andre Schurrle, Thomas Muller, Lucas Podolski y Phillip Lahm recibieron apoyo del sistema de la DFB.

En la Final de la Liga de Campeones 2013, entre el Bayern Múnich y el Borussia Dortmund, 26 jugadores entre ambos equipos eran producto de las academias alemanas.

El estilo de juego también cambió y todos los futbolistas, desde pequeños, conocen sus obligaciones dentro del campo. Ahora Alemania tiene la inspiración como aliada, para un juego más vistoso, técnico y efectivo.

Esa labor tuvo su punto máximo en la Copa del Mundo de Brasil, en la que Alemania se quedó con el trofeo con un juego imparable que alcanzó para golear 7-1 al anfitrión y superar a la Argentina de Lionel Messi en la Final.

 
 
EL EQUIPO B
 
Cuando México supo que enfrentaría a Alemania en Semifinales de la Confederaciones, muchos pensaron que se trataba de una oportunidad de oro, pues el rival no era el equipo estelar, porque el técnico Joachim Low había decidido darle descanso a muchos referentes y preparar en el ámbito internacional a nuevas promesas.

Pero el juego en Sochi puso en evidencia que un proyecto tan ambicioso y bien organizado como el alemán puede producir futbolistas de calidad por centenas cada año, pero sobre todo que tiene una idea de juego bien dominada, sin importar los nombres.

Un futbol como ése no es producto de la casualidad, sino de más de una década de trabajo organizado.

En busca de ese salto de calidad, ¿aquí podría intentarse algo similar?

Es pregunta.

 
 
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