Hombres que sumarán siempre

Francisco Javier González
en CANCHA


Son pocos los futbolistas que se convierten en símbolo; que se erigen como bandera de un club y reconocidos como líderes de una generación.

Darío Verón se despidió de los Pumas y lanzó su última Goya franqueado por su presidente y por su director técnico. Es la manera más deseable para decir adiós: en paz consigo mismo y con los demás.

El jugador paraguayo se ganó a pulso el amor de

la tribuna universitaria porque jamás decayó en el esfuerzo. Ni en los peores momentos del equipo ni en los más aciagos para él mismo.

Hizo mancuerna con varios centrales en Pumas. La pareja más recordada será con Joaquín Beltrán, otro referente auriazul.

De pocas palabras y mucho sudor, Darío habrá de prepararse para regresar algún día por la puerta grande del Pedregal. Existe entre ambas partes -club y jugador- un afecto institucional que valdría la pena continuar en un sitio en el que su experiencia sume.

Esa palabra, que se forja con el paso de los años y equivale a sabiduría, es la que tiene el otro hombre del día: Arturo Brizio.

A partir de ayer es presidente de la Comisión de Arbitraje con el beneplácito de dos partes que han vivido en conflicto hace un rato: la Federación y los propios jueces.

Gremio surrealista, dividido y caprichoso, se ha acostumbrado a decidir a qué jefe quiere y a cuál no. Después de Brizio no habría en el panorama alguien que pueda infundir más respeto que él.

Con pocas figuras sobresalientes, el gremio arbitral trabaja con la presión de siempre pese a estar cada día en mayor desventaja profesional. Los jugadores son cada vez más atletas, más vivos, y el número de cámaras de televisión y de críticos, mayor.

Arturo es una de esas personas con que uno siempre busca sentarse para recibir un buen juicio, disfrutar una anécdota y hacer mejor cualquier grupo de trabajo.

Se le extrañará en la televisión pero al dejarla tras 19 años pasó la prueba de fuego: señaló errores pero siempre fue respetuoso y contó con argumentos sólidos. Por eso lo quieren quienes escucharon sus juicios durante todo ese tiempo. Lo hizo con categoría.

Ni Héctor González Iñárritu lo era, ni Arturo Brizio será la solución a una problemática profunda. Un solo hombre no puede cambiarlo todo.

Una cosa es segura: Brizio no va de comparsa. Asume el reto porque de eso también vive el hombre pero será firme y con su vocación de abogado, intentará ser justo.

Verón volverá a Pumas como Arturo regresa al arbitraje. Hay hombres que siempre valen la pena y tendrán que aportar.

Suerte para ambos en esta vuelta de página.

 
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