El Tri, hasta con relámpagos

Francisco Javier González
en CANCHA


Es posible que Jorge Luis Pinto haya estado asomado en la ventana de su habitación mientras la lluvia azotaba anoche a la Ciudad de México.

Ya alguna vez se le dio un valor importantísimo a un aguacero y fue parte de la estrategia de un director técnico: Sepp Herberger tenía un arma secreta que Adi Dassler había confeccionado para la Selección alemana que jugaría la Final contra Hungría en

el Mundial de 1954: zapatos con tacos intercambiables. Los primeros de la historia que podrían ayudar, en caso de lluvia, a lograr un mayor agarre al césped.

Para que eso funcionara, era indispensable lo que terminó ocurriendo: que la Final en Berna se jugara bajo una tormenta.

La leyenda dice que los húngaros, que le habían metido ocho goles a los alemanes en la Primera Fase, perdieron por eso en buena medida la gran Final pese a que el rival era de menor calidad que ellos.

Eso tiene el futbol y en general cualquier deporte: es impredecible porque una circunstancia puede cambiarlo todo.

¿Estará pensando Pinto que con la lluvia será más fácil atorar el partido porque la mejor técnica del equipo mexicano puede verse mermada? ¿O habrá algún otro imponderable que permita a los catrachos obtener un nuevo resultado histórico que les ayude a remontar su paupérrima Eliminatoria?

El paso tricolor en el Hexagonal ha reanimado a los aficionados.

Las ganas de ver a la Selección son correspondidas con buenas caras de los jugadores: hasta Carlos Vela habló después de diez años de silencio, desencuentros y desinterés de participar en el equipo. Eso refleja algo bueno. Osorio y Gio habrán influido en el, pero la decisión final fue suya y da gusto.

Para el partido del domingo no hay boletos ya. Si queremos ver a la Selección en el Azteca tiene que ser hoy o hasta después de la Confederaciones y la Copa Oro.

Así que Juan Fanático está poniendo también de su parte en aras de una reconciliación esperada por todos.

Con lluvia -probable y mucha- o sin ella, México debe ganar porque es mejor, posee un momento superior al del adversario y no tiene la presión de otros tiempos. Sus primeros cuatro partidos han sido venturosos y el boleto para Rusia está a la vista.

Maravilloso es que el partido evite ocuparnos de asuntos desagradables como el perdón de veto al Monterrey o la sacrosanta decisión de los árbitros de mandarse solos.

¡Qué bueno!, como dijo un día el dios Diego, que la pelota no se mancha.
 
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