San Cadilla
en CANCHA


La protesta fallida
 
 
En la malograda manifestación que se quiso armar el sábado pasado para protestar por la salida de Darío Verón de Pumas, hubo varias cosas que resultaron extrañas.

De inicio, a más de uno le saltó que la convocatoria, lanzada en redes sociales con un volantito digital que a nada estaba de ser igual a los comunicados oficiales del Club Universidad.

Con una tipografía muy parecida, los tonos de los colores usados casi iguales al dorado y al azul de las publicaciones del equipo y hasta el tipo de fotoarte usado para poner al zaguero paraguayo que, para el caso, ni estaba en el País.

Como a la convocatoria en las astas banderas del Estadio Olímpico Universitario no se apersonaron ni 15 fulanos, pues no fue difícil echarles lente uno por uno.

Y además de los que llevaban su playera con el 4 de Verón, había una persona con el jersey de ¿quién creen?... El que sí se fue mal y de malas del club: Alejandro Palacios.

Como se suponía que el asunto era para armar ruido por el adiós del capitán, pues me surgió la duda y me puse a preguntar quién era esa persona con el jersey de "Pikolín".

Pues diiicen que algo tuvo que ver con la organización de la no-protesta, diiicen que conoce en persona al ex portero de Pumas y diiicen que además tiene algo personal contra el Club Universidad.

Entonces, el "pretexto" de la salida de Verón habría sido perfecto buscar crear un escándalo más alrededor de los Pumas.

La cosa es que, a quien quiera que organizó el numerito, le salió el tiro por la culata, porque la neta es que sólo hicieron el ridículo.

Ah, pero eso sí, el volantito digital les quedó retebien diseñado.

 
 
Y mientras, en Iztacalco...

 
Entrados en cuentas, a más de uno nos pareció una increíble casualidad que el mismo día y a la misma hora de la supuesta protesta por la salida de Darío Verón, las barras de los Pumas organizaron un torneíto a varios kilómetros de Ciudad Universitaria, cuando se suponía que debían encabezar la manifestación contra la salida de su símbolo.

Más extraño aún resultó que La Rebel, cuyo líder Salvador Reyes hasta tiene tatuado el rostro del paraguayo, y uno de sus cabecillas porta orgulloso el 4 de Darío tatuado en la espalda, fue de los grupos precursores de las cascaritas que se echaron en Iztacalco a donde jalaron con todo y sus familias.

Máaas extrañamente aún, ahí les cayó Goyo el Puma para animar el partidito, como diciendo, "aquí está el apoyo oficial del club", mientras en el Olímpico Universitario no se paraban ni las moscas.

 
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