¿El fin de una era?

José Pablo Coello
en CANCHA


El día de ayer, la ciudad de Pittsburgh le rindió un sentido homenaje a uno de sus hijos predilectos. La jornada ha sido solamente una nueva oportunidad para que la familia de Dan Rooney recibiera miles de muestras de cariño y solidaridad tras la muerte de uno de los personajes más influyentes en la historia de la ciudad de Pittsburgh, de los Acereros y de la NFL.

De entrada, la

trayectoria de Rooney tiene un enorme valor por haber sido capaz de crecer y brillar a la sombra de su padre, el inolvidable y carismático Art Rooney. Y es que el mundo está lleno de historias de empresarios de segunda generación que simplemente no atinan a llenar los zapatos de sus progenitores una vez que toman el mando del negocio familiar. Dan Rooney no sólo fue capaz de labrar su propio camino y ganarse el respeto y el reconocimiento de sus pares, sino que se convirtió en una pieza fundamental para hacer de los Acereros una franquicia modelo, y al mismo tiempo, de la NFL, la liga profesional más exitosa del mundo.

Más allá de su generosidad, sencillez y su constante preocupación por darle igualdad de oportunidades de empleo a las minorías, Rooney entendió perfectamente que el éxito de la NFL dependía del respeto al juego, a los fanáticos y a la exitosa sociedad que conforman los 32 dueños.

Sin embargo, el inevitable paso de los años, su estancia en Irlanda para fungir como embajador en aquel país, y el crecimiento de la influencia del grupo encabezado por Jerry Jones y Robert Kraft, ha cambiado el enfoque que la liga le ha dado a ciertos temas y la forma en la que se han tomado decisiones en los últimos tiempos.

Sin ir más lejos, en menos de dos años, los Rams abandonaron San Luis, los Chargers anunciaron que dejarán San Diego y los Raiders consiguieron el apoyo casi unánime para dejar de jugar en Oakland. Aun cuando dichas ciudades cuentan con miles de aficionados que apoyaron durante décadas a sus equipos, la posibilidad de acceder a fondos públicos y privados para construir nuevos estadios en Los Ángeles y Las Vegas inclinó la balanza para que esas tres mudanzas se concretaran.

Ya hace un par de años, Mark Cuban aseguró que la NFL era una liga embriagada de poder que corría el riesgo de entrar en crisis. Y aunque el éxito de Jones y Kraft como empresarios es incuestionable, me temo que su liderazgo podría estar olvidando algunos valores que Rooney entendía muy bien y que han sido fundamentales para el crecimiento sostenido y ordenado de la liga en los últimos tiempos.

 
 
jpcoello@gmail.com
Twitter: @JosePabloCoello