Señoras y señores, está claro que el Mundial será de Estados Unidos, a pesar de que la quieran ocultarlo con una candidatura conjunta con México y Canadá, en un acuerdo que podemos definir como un Tratado de Libre Comercio futbolístico totalmente desigual.
Habrá muchos mexicanos que estén felices con 10 partidos de un Mundial, que son como prestados, como si fuéramos el patio
trasero.
Canadá es un país de primer mundo, para nada futbolero y le da igual tener 10 que ninguno, lo que pasa es que le presidente de la Concacaf es de origen canadiense.
Nadie en el mundo puede organizar un Mundial con 48 equipos, como lo propone la FIFA. Es imposible, porque requiere una logística gigantesca que hasta a Estados Unidos le costaría.
Realmente habría que examinar a detalle cuáles son los requisitos que FIFA pide para albergar un evento de esta magnitud.
A partir de ahora, el Mundial será para países cada vez más ricos, porque hay que tener el apoyo del Gobierno, estadios de primera categoría, una infraestructura hotelera muy amplia y garantías de seguridad, para equipos y asistentes y que posea una economía poderosa, estable, sólida y con buenos números.
Ahora, la FIFA incluiría a Selecciones que nunca han asistido a Mundiales, algo que a Gianni Infantino le suena maravilloso, sin embargo, él vive en Suiza, donde no conoce la pobreza del mundo.
Cuando planee el próximo Mundial con esa cantidad de equipos va a costarle un trabajo terrible encontrar países que quieran organizar un evento de ese tamaño.
Para México y Canadá organizar 10 partidos no significa mayor problema, pero para Estados Unidos hacer 60 puede ser un problema menor, porque tiene capacidad para hacerlo.
Por lo tanto, será un buen negocio para FIFA y los países que lo organizan, aunque es dudoso que tenga la misma calidad.
También es una incógnita si las grandes Selecciones vendrán a México con la limitante de 10 partidos, igual que vayan a Canadá.
Con esto, las eliminatorias se abaratan y dejan de existir para evitar que ese dinero se vaya a las Federaciones y no a la FIFA, porque este organismo lo único que quiere es dinero y por eso tiene la necesidad de premiar con una competencia tan grande y exclusiva a un país que metió a la cárcel a muchos corruptos.
Faltan nueve años y a México le toca construir un proyecto sólido pensando en los beneficios que tendría un Mundial, además de la posibilidad de jugar los Cuartos de Final en Estados Unidos, donde será local, pero para eso debe de poner al frente a alguien serio, que nada tenga que ver con Televisa.
Alguien que vea el futbol como algo más deportivo y no únicamente económico, porque para eso está FIFA.
Por ahora, habrá que esperar; el mundo puede cambiar y el futbol lo más importante de lo menos importante.
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