El ladrón de jerseys

Félix Fernández
en CANCHA


Más allá de la vergüenza tan evidente que significa ser descubierto por los atracos de las cotizadas prendas de jugadores de NFL, lo que ha hecho Mauricio Ortega, ex Director de La Prensa, es dar armas en un momento muy delicado a quienes hoy consideran que sus argumentos de rechazo hacia los inmigrantes en este país son válidos. Ortega no vive en Estados Unidos, pero fue, tal cual, a robar con

una visa tan vigente como auténtica; algo mucho más grave que ser inmigrante, indocumentado y con la simple meta de trabajar para sobrevivir honestamente y sin el menor historial delictivo.

Probablemente el más duro castigo que enfrentará Ortega es del de no ser procesado ni enfrentar cargos por el robo del famoso jersey de Tom Brady.

Una de las costumbres que más me llama la atención dentro de los deportes profesionales en Estados Unidos es la apertura para ingresar, con acreditación por supuesto, a los vestidores o locker rooms una vez concluidos los encuentros con el fin de realizar entrevistas.

Sucede en el futbol americano, en el basquetbol y en el beisbol con toda naturalidad, a diferencia de nuestro futbol. Una de mis primeras experiencias se dio tras un partido de Oklahoma Thunder de la NBA. De pronto mi productor me condujo al vestidor y, tras esperar unos minutos, ingresamos junto a decenas de colegas, de ambos sexos, con cámaras y micrófonos. Algunos de los jugadores salían de las regaderas, otros se vestían como si nada y otros más permanecían en toalla o boxers. Ahí mismo en su lugar asignado dan las entrevistas y se retiran a las duchas dejando todas su pertenencias a la mano. La costumbre también radica en respetar tanto la ropa y artículos personales del jugador, como cuidar las tomas por aquello de los desnudos. El comportamiento es tan respetuoso como profesional de ambos lados.

A partir del señor Ortega, sin duda las medidas de seguridad en los vestidores, al menos de la NFL, serán mucho más estrictas, así como la asignación de acreditaciones. Lo que hizo este tipo pasó a ser de interés nacional en Estados Unidos y de desprestigio dentro del ramo periodístico al que pertenecemos. No es poca cosa.

En aquellos años 90 incluso ya entrado este siglo, se permitía el ingreso de la prensa a los vestidores de la Liga Mexicana tras los partidos. Siempre me pareció una violación hacia un espacio sumamente íntimo. Me indignaba de sobre manera y un buen día desaparecieron mis guantes del encuentro que acababa de jugar. Mis reclamos fueron en vano y mi molestia en ascenso. Me parecía increíble tener que cerrar mi maleta o resguardar en la utilería mis pertenencias mientras tomaba el baño, pero también era sin duda espantoso vestirse frente a los reporteros. Por todo lo anterior me sorprendió aun más que en Estados Unidos esta práctica sea tan cotidiana, al grado de que un tipo completamente ajeno, como Ortega, pueda pasar inadvertido dentro del locker room del equipo que acaba de ganar el Súper Bowl.

Ni Brady ni la NFL decidieron demandar al pseudo periodista raterillo de los jerseys, quien fue sorprendido mientras dormía en su casa de la Ciudad de México. No, no lo veremos tras las rejas, pero quizá sea mucho peor tener que enfrentar, tarde o temprano y de manera diaria, a la gente que le condenará perpetuamente, no por un error, sino por abusar del oficio, de la confianza, del puesto y del medio de comunicación que dirigía de manera sistemática, premeditada y alevosa.

 
Twitter: @Felixatlante12