Oportunidad desperdiciada

Roberto Gómez Junco
en CANCHA


Incomprensible, por decir lo menos, resulta el reciente dictamen de la Comisión Disciplinaria.

Después de 10 días de "investigar a fondo" lo sucedido el viernes 17 de febrero en el "Pirata" Fuente, de Veracruz, y de recibir seguramente innumerables llamadas, como "ejemplares" castigos quedaron las pequeñas multas, un partido de veto para dicho estadio... ¡y dos de suspensión para Ricardo

Ferretti!

Un veto que en realidad no es para el estadio, sino para los aficionados, en lugar de serlo para ambas partes: jugar a puerta cerrada y en otra cancha.

De paso, nada se hizo con respecto a sendas violentas barras y además se ignoró olímpicamente lo que también sucedió en el estadio de Morelia el sábado 18, cuando no mandaron a Rubens Sambueza al hospital, o quién sabe a dónde, solamente porque no le atinaron con la enorme botella.

Imperdonable la impunidad... también en el futbol.

Si así se "castiga" la violencia en la Liga MX, imagínense la incapacidad para prevenirla.

¿Qué sanciones y medidas procedían en estos casos?

- Para las "barras", una terminante prohibición de asistir a los estadios.

- Verdaderas multas para ambos equipos, cuatro o cinco veces por encima de las aplicadas.

- Una severa llamada al orden para los protagonistas de la cancha, de la banca y de la mesa (Gignac, Ferreti, Kuri).

- Auténtico veto (sin gente y en otro estadio) de dos o tres partidos para el Veracruz, y de uno para el Morelia, que casualmente recibirá el próximo sábado a los Tiburones para dirimir el último lugar en la tablita del descenso.

Pero en lugar de castigar en serio, en la Disciplinaria prefirieron hacer como que castigaron y así se desperdició, en el país de la impunidad, una magnífica oportunidad para enviar, desde el futbol, un mensaje opuesto de transparencia y justicia.

Qué lástima.

 
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