Si Hugo fuera el dueño

Francisco Javier González
en CANCHA


No pueden más.

Tanto Puebla como Chiapas están a la venta y esperan al mejor -o único- postor que pueda y quiera adquirir por lo menos una de las dos franquicias.

Puebla tiene una larga historia que contiene episodios de diferentes naturalezas. Ha dependido de manos privadas, abiertamente del gobierno, encubierto a veces y ha visto pasar persecuciones, trompadas, traiciones, éxitos

refulgentes y desgracias deportivas.

Su diagnóstico actual es de un permanente estado de coma. Si la Liguilla sirve para ponerse contento, el Puebla ha sonreído sólo una vez en los últimos 14 torneos: se vio en la serie Final del Apertura 2015 porque clasificó en séptimo lugar y su futuro fue de humo: cayó en la Primera Ronda frente al Toluca por global de 3-2.

Si La Franja rompió un espejo, se sabe que la maldición dura 7 años. Han transcurrido y al deshacerse el hechizo, posiblemente el Puebla encuentre al príncipe que le cambie el destino.

Hugo Sánchez, cuya máxima relación con el Puebla ha sido enfrentarlo como futbolista y como director técnico, es candidato a comprar.

Varias son las ventajas que traería consigo el que el Pentapichichi no de desilusionara al ver las cuentas: tal vez estén tan mal como las del gobierno del estado saliente. Eso haría imposible la compra.

Pero suponiendo que el intento llegue a buen puerto, La Franja encontraría tomando su volante a un personaje comprometido, polémico, enemigo público de Emilio Maurer -otro ex propietario del equipo- y sobre todo, alguien que desea construir en pro del futbol mexicano.

La actual posición de Hugo como comentarista ha confirmado el pensamiento que desde futbolista activo nos ha enseñado: habla sin pelos en la lengua, los atrevimientos son parte de su esencia.

Que gran oportunidad tendría Hugo, como posible dueño, de sentarse del otro lado de la mesa y tratar de cambiar lo que sus convicciones pregonan desde siempre.

Se le vería luchando contra tantas cosas que incluyen el poco apoyo al futbolista mexicano, el pacto de caballeros, la multipropiedad, el sindicato y un largo etcétera. Tomaría el balón en las reuniones directivas en las que tendría mejor y mayor contexto de porqué pasan las cosas o dejan de pasar.

Sería, sí, una gran oportunidad y por lo tanto una enorme prueba.

Pero para empezar por el principio, haría que el Puebla vuelva a tener esperanza al ser manejado por un apasionado del futbol.

Estaría en mejores manos que las actuales, tan acostumbradas a la derrota que tal vez ya ni duela. Volvería a pintar una sonrisa de esperanza después de tanta pesadilla.

 
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