Inquietante inconsistencia

Roberto Gómez Junco
en CANCHA


Uno de los peculiares encantos de la Liga MX es lo impredecible del resultado en cada partido.

Ese encanto de lo impredecible lo propician dos factores opuestos: por un lado, el bienvenido equilibrio de fuerzas que prevalece en el futbol mexicano; y por el otro, la inquietante inconsistencia en el desempeño de los equipos.

No hay uno solo de los 18 que realmente garantice un mínimo

de rendimiento en cada jornada.

El caso más reciente de los Tigres sirve para ejemplificar esa incomprensible y generalizada inconsistencia.

Porque el enorme poderío del actual campeón es cierto que para nada asegura que ganará cada partido, pero si al contar con un sistema de juego definido y durante tanto tiempo perfeccionado se le añade el plantel evidentemente más poderoso de nuestro balompié, lo que este equipo sí debería garantizar es un mínimo de nivel de juego que obligara al adversario a desplegar su máximo para aspirar a librarla; y para nada es así.

Si a los Tigres que en su cancha hace 10 días vapulearon al América no les hubiera ganado nadie, a los que hace tres perdieron en Tuxtla Gutiérrez los hubiera vencido cualquiera, ya no digamos un ordenado, convencido y eficiente equipo como éste de los Jaguares.

Es cierto que en el futbol haces y dejas de hacer en función del rival que tienes enfrente, pero una cosa es transitar del triunfo al empate o la derrota semana tras semana, y otra muy distinta, imperdonable, es pasar de las sublimes a las desastrosas exhibiciones, sin necesidad de detenerse a veces en las discretas actuaciones.

¿Tendrá su origen esa inquietante inconsistencia en la falta de profesionalismo, de cultura deportiva, de capacidad para entender que el propio prestigio debe defenderse en cada partido jugado, en cada balón disputado, en cada jugada realizada?

Ojalá lo dilucidaran quienes deberían hacerlo.

 
Twitter: @rgomezjunco