Indignación

Félix Fernández
en CANCHA


Si algo ha provocado entre los mexicanos el discurso del Presidente Donald Trump, respecto a la construcción del muro a lo largo de los 3 mil 144 kilómetros que comprenden la frontera entre México y Estados Unidos, ha sido unión. Rechazo unánime al maltrato y a las agresiones que contienen sus discursos y sus tuits.

No sé cuando fue la última vez que las diferentes fuerzas políticas

mexicanas estuvieron de acuerdo respecto a un mismo tema, pero el tiro al blanco que protagonizaba Peña Nieto de manera constante por años, ha desviado su objetivo hacia el magnate norteamericano, lo cual, para nada, representa un triunfo del primer mandatario mexicano ni de su gobierno. Las catástrofes y las agresiones contra nuestra nación generan una solidaridad única.

Al ver y escuchar todas esas reacciones de políticos mexicanos en los últimos días, me aparece de inmediato el paralelismo con la realidad actual de equipos como Jaguares de Chiapas, donde sus futbolistas viven un día a día plagado de incertidumbre, falta de pago, promesas incumplidas y amenazas. Chiapas es, tal cual, la última frontera para un futbolista de Primera División en México: quien aterriza hoy en Tuxtla Gutiérrez para vestirse de Jaguar, preferiría cualquiera de las otras 17 opciones.

Hacia el final del Torneo Apertura pasado, la situación dentro de este equipo parecía insostenible y la protesta de sus jugadores tomaba forma, en coordinación con sus rivales de la última jornada: jugadores del Atlas. Al final de cuentas nada sucedió y los futbolistas de Jaguares ni siquiera demandaron en la Comisión de Conciliación y Controversias de la FMF sus adeudos; simplemente confiaron en la palabra de su presidente y su director técnico.

Sin embargo, la reprobación de todo el gremio fue unánime, aunque solo de dientes para afuera, quizá porque no tienen en sus planes integrar un plantel tan conflictivo como el del Sureste, pero ya vimos que incluso ser titular en el América no exenta a nadie de vivir el siguiente torneo una problemática de tales dimensiones en Chiapas.

Hoy, los empresarios mexicanos y la clase política comienzan a armar un frente común ante las medidas del nuevo gobierno republicano estadounidense. Sí, se unen y lo aplaudimos. Es cierto, sienten de alguna manera que puede afectarles, pero también encuentro un genuino sentimiento de indignación y solidaridad hacia su País, hacia lo que representa un muro y hacia el migrante mexicano, hoy como nunca antes vulnerable.

La adversidad también significa oportunidad. Hoy parece que nuestra clase política, tan vergonzosa en los últimos tiempos, ha decidido cerrar filas. No se sabe hasta cuando ni hasta donde, ni con qué intereses lo hace cada uno, pero la iniciativa en sí es un gesto que debe ser reconocido.

¿Cuándo será el día que nuestros futbolistas se sientan suficientemente indignados para reaccionar en conjunto, por un abuso a sus compañeros en la falta de pagos, o hacia ellos mismos con una regla que permite un numero ilimitado de extranjeros en los equipos de su propia Liga?

Increíble, pero la clase política mexicana pone el ejemplo.

 
ffernandez@reforma.com
Twitter: @Felixatlante12