Competir en equidad

Roberto Gómez Junco
en CANCHA


Suele estar la verdad en el punto medio, pero al ser humano le encantan los extremos.

Dos extremos opuestos son, por ejemplo, la xenofobia y el malinchismo; y es evidente que nuestro futbol se ha inclinado tradicionalmente hacia el segundo.

A tal grado, que cada vez le cuesta más trabajo al futbolista mexicano encontrar los espacios propicios para desarrollarse a

plenitud.

Porque son pocos los clubes cabalmente interesados en la formación de jugadores, y porque los lugares disponibles para jugar y consolidarse se han ido reduciendo.

Dos motivos que se fortalecen y retroalimentan en detrimento del desarrollo de los futbolistas mexicanos.

En defensa de esos futbolistas, surgen las voces de dos buenos directores técnicos extranjeros obligados a trabajar, por obvias cuestiones, exclusivamente con material mexicano: Matías Almeyda y Juan Carlos Osorio.

Aunque entre ellos y en lo que se refiere a su percepción del juego puedan tener sus discrepancias, ambos han aprendido a distinguir, aquilatar y reconocer la calidad del futbolista mexicano, superior a lo que muchos piensan.

Valdría la pena escucharlos, aprovechar sus experiencias y actuar en consecuencia.

Primero, sembrar el campo propicio para la formación y el crecimiento de los jugadores mexicanos.

Después, establecer una regla o fórmula más balanceada y justa que la actual del "10-8". Y por último, entablar una equitativa competencia para que a final de cuentas jueguen quienes mejor lo hagan, independientemente de la nacionalidad que ostenten.

Ni xenofobia ni malinchismo; simplemente futbol... y equidad de condiciones para competir.

 
 
Twitter: @rgomezjunco