Promover con transparencia

Roberto Gómez Junco
en CANCHA


La labor de los promotores en el futbol no es esencialmente mala.

Cumplen ellos con un rol legítimo que bien desempeñado puede resultar benéfico para el juego mismo.

El problema surge cuando esa legítima función de promover se pervierte, cuando se promueve engañando porque sólo con el engaño se vende a un jugador por encima de lo que realmente vale.

Vender o colocar a los

bultos como si fueran buenos jugadores y a los buenos jugadores como si fueran cracks.

Como son muchos los dirigentes o intermediarios que compran o contratan con dinero que no es de ellos, el campo queda propicio para los contubernios y la corrupción.

Al dirigente del club que vende lo convenzo de que lo haga más arriba de lo que el propio dueño pretendía, al dirigente del que compra le paso el nuevo precio, y la diferencia nos la repartimos entre los tres; o dos, o cuatro, o cinco.

Aunque luzca tan sencillo y tan simplista, el ejemplo sirve para vislumbrar lo que muchas veces sucede.

Y al suceder no sólo hace que del legítimo rol se pase a las ganancias ilícitas, sino que además afecta el nivel futbolístico de equipos en los que premeditadamente se revuelve el río para incrementar esas ganancias de los innumerables pescadores.

Para ir limitándoles ese margen de maniobra a dichos contubernios y a los malos manejos, urge hacer más transparente y más visible el trabajo de los promotores.

Enaltecer el propio rol desempeñándolo con honestidad y explicando con claridad cómo se desempeña.

Promover con transparencia sin ocultar a quiénes se promueve y cómo.

¿Será mucho pedir?

 
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