Venas de sangre azul

Francisco Javier González
en CANCHA


Asistir el fin de semana al Estadio Azul volvió a hacer posible ratificar algunos supuestos.

Uno de ellos, la inmensa disposición de la afición cementera para reconciliarse con su equipo al menor guiño.

Pese a los cinco torneos sin clasificar a la Liguilla -récord negativo histórico de la franquicia- o el tiempo transcurrido desde el último título, el 2017 ha empezado venturosamente

en la relación aficionado- club.

Al inicio victorioso contra el Necaxa con estadio lleno, se sucedió una derrota injusta frente a Pumas -suponiendo que algunas lo pueden ser- y ahora otra gran entrada para verle jugar contra el Monterrey.

Pese a un buen inicio que inexplicablemente terminó con un 0-2 al medio tiempo, Cruz Azul mostró la personalidad que casi nunca se le concede aun y cuando en parte de la gestión de Tomás Boy llegó a manifestarse: la de crear combatividad, rehusarse a la derrota y reaccionar rabiosamente ante la adversidad.

El empate de último minuto que pudo ser victoria si Cota no falla ante el arco de Hugo González en el último suspiro, tuvo los efectos medicinales de un triunfo.

A Cruz Azul le corrió sangre por las venas y con enorme empuje, combinado con la pasividad regia que además se quedó con diez casi iniciando el segundo tiempo, terminó con toda la caballería asediando el arco regiomontano.

Ahora el autogol de último minuto fue a favor y no en contra. Ahora lo que parecía irremediable al medio tiempo culminó con un final feliz. Eso, en el ánimo de los partidarios celestes es como encontrar en expendio de refrescos en medio del desierto con dinero para comprarlos y bellas meseras para servirlos.

Sin embargo, lo que sucedió no se debió sólo al temperamento. Hubo también calidad de por medio.

Si Joao Rojas sigue equivocándose tanto en su último pase, Martín Rodríguez ya enseñó que puede jugar con éxito y desequilibrio por ambas bandas. Y si Benítez sigue sin dar pie con bola ante la portería, Cauteruccio es suficiente amenaza para sentir calambres.

La pelea por los puestos cuando hay tanta calidad, genera resultados positivos, salvo que la gestión de las personalidades no sea la adecuada. Esa es una de las tareas de Jémez.

En la rebelión de los visitantes de la tercera fecha se puede hablar de la fiesta que se trae la defensa del América, lo poco matón que es el ataque de Chivas que juega muy bien pero carece de sangre fría.

De la fortuna que tiene Pumas para ganar dos partidos seguidos en que el rival falla de manera inverosímil o de la paradoja de los Jaguares impagados que ganan en Toluca.

Pero el Azul es de lo mas constante de este arranque de torneo y vale la pena destacarlo.

Llegó su momento. Le falta ser constante para alargarlo todo el semestre.

 
 
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