Carismático
Por algo Carlos Peña está taaan, pero taaan contento de volver a León, donde hasta los policías le piden fotos y autógrafos y dejan pasar sus odiseas.
Ahora que "Gullitro" se convirtió otra vez en el héroe de La Fieeeeera, al anotar el gol de la victoria del sábado contra el Necaxa, salió muy envalentonado ayer a dar una entrevista para dos televisoras,
en las que culpó a los medios de inflar la nota de su choque y posterior visita por los separos, la noche del jueves.
"Sólo fue un raspón, lo inflaron mucho", le dijo Peña a TDN.
A lo mejor el futbolista, quien tiene contrato con las Chivas, se refería a un raspado, con mucho hielo y ron, porque lo que sucedió esa noche sí fue desencadenado por un incidente vial, en el que golpeó a un auto con el suyo, algo que con ajustadores de seguros se habría resuelto.
El asunto fue que el coche del "Gullitro" efectivamente pegó, pero siguió de largo, por lo que debió ser detenido por agentes para que se hiciera cargo de los daños.
Peña buscó resolver el tema ahí, pero le fue detectado aliento alcohólico y tuvieron que subirlo a la patrulla, detenido por conducir en inconveniente estado; luego lo que todos saben: pasó horas en los separos.
Por ser un buen chavo, noble y no malacopa, a los polis terminó por caerles bien, así que aunque por ley debía pasar al menos 12 horas ahí, para que se le bajara el mareo, dicen que le hicieron una rebajita.
"La verdad es que sí andaba medio Pedro, pero por mí con que juegue bien...", dijo uno de los agentes.
Una vez que sopló en el alcoholímetro, en el cual sacó un grado alto como para pasar ahí la noche, Peña les suplicó que se la dejaran pasar, que a cambio les mandaría unas camisetas oficiales firmadas y hasta boletos para el siguiente juego.
Obviamente, el agente calificador no podía poner que andaba fresco como lechuga, pero sí reportó un nivel bajo o embriaguez incompleta, así que cerca de la media noche lo dejaron ir tras pagar una multa.
Así que, si ven a uniformados o jueces del municipio en el graderío con banderas y camisetas, sabrán de quién son invitados.
Mal de amores
El amor puede impulsar la carrera de un futbolista... o hundirla.
Si están estables con sus parejas o familias, se nota en la cancha, pero también cuando la cosa va mal.
Esto viene al cuento porque a Javier Hernández le ha afectado la enfermedad de su novia, Lucía Villalón, quien el año pasado estuvo internada en dos ocasiones por una mal conocido como neumotórax, que provoca problemas para respirar y fuertes dolores de pecho.
La enfermedad, que puede tener consecuencias fatales si no es atendida a tiempo, le fue diagnosticada en septiembre y fue hospitalizada, y tuvo que volver en noviembre.
"Chicharito", quien ya le propuso matrimonio a la chica, quería estar con ella, pero sus compromisos futboleros se lo impidieron.
Su baja de juego y falta de goles lo dijeron todo, incluso en diciembre contempló la idea de abandonar al Leverkusen y mudarse a España para estar cerca de su novia, en Madrid.
No cabe duda de que el amor le entró con ganas.
Dumitrescu recargado
Con la novedad de que tarde, pero sin sueño, el América comienza a reforzarse y ahora tiene entre sus prospectos al que sería una nueva versión de Ilie Dumitrescu.
El departamento de inteligencia deportiva -no sé por qué ahora a los clubes les dio por ponerle así a los que se dedican a buscar jugadores- tiene en la mira al rumano Alexandru Maxim.
Con eso de que está de moda traer futbolistas europeos y ya no hay límite de extranjeros en la Liga MX, parece que este volante de contención que milita en el Stuttgart alemán, está en la mira de las Águilas de Podolpe.
Dumitrescu maravilló con Rumania en el Mundial de Estados Unidos 94 y llegó al Ame en 1996 con etiqueta de estrella, pero tras una decepcionante campaña se fue al Atlante, donde tampoco hizo la gran cosa.
Maxim nada tiene que ver con ese episodio, pero si se concreta su llegada más de alguno se acordará de aquel petardo.
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