¿Quién quiere jugar?
En 1930, en Uruguay se llevó a cabo la primera Copa del Mundo, con 13 Selecciones participantes. La invitación fue abierta, a todos los afiliados a la FIFA y sólo respondieron 12.
Sin la mercadotecnia que hoy rodea al máximo organismo del futbol en el mundo se llevó a cabo el sorteo para elegir la distribución de los equipos en cuatro grupos: tres con
tres equipos y uno con cuatro. El campeón de cada sector avanzaba a las Semifinales.
El sorteo no era transmitido por televisión, no tenía ensayos, figuras del futbol, modelos o actores. Es más, en 1930 los equipos conocieron a sus rivales al desembarcar, ya que el comité organizador, con el temor de que alguno de los participantes no llegara a tiempo, hizo sorteo hasta que todas las Selecciones estuvieron en tierras charrúas.
Los estadios no estuvieron listos a tiempo y el Centenario tuvo retrasos en su construcción, así que la inauguración tuvo que ser reprogramada a otra sede. Si hoy le pasara algo similar a Rusia, las represalias de la FIFA serían enormes.
VIVA EL SHOW
México 1986 marcó un parteaguas en cuanto a la comercialización y marca del Mundial. El sistema de competencia generó una mayor expectativa entre los aficionados, porque permitió hacer más espectacular el torneo, que hasta 1982 había tenido cambios en su formato.
Si bien España 1982 dio el paso de incrementar el número de participantes a 24, para México el mismo número de Selecciones participantes luchaba por acceder a Octavos de Final. A partir de ahí los juegos eran de eliminación directa, hasta llegar a la Final.
El formato fue un éxito para el espectador, que desde 1970 podía ver en vivo y a color los partidos de la Copa del Mundo.
Festivos por naturaleza, los mexicanos hicieron del Mundial uno de los más recordados y en la cancha Diego Armando Maradona se inmortalizó con el "Gol del Siglo" y la "Mano de Dios", frente a Inglaterra.
EL MERO MERO
Si el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, tiene ideas revolucionarias en pro del futbol, pero más del negocio, encuentra inspiración en Joao Havelange.
El brasileño, ex presidente de la FIFA, revolucionó la industria del futbol desde que, en 1974, tomó las riendas del organismo y lo convirtió en una máquina de dinero.
Havelange cambió el sistema de competencia y elevó el número de competidores: de 16 a 24 y luego a 32, a partir de Francia 1998.
Parte de su éxito en seis mandatos consecutivos se debió a que prometió cupo y sedes a federaciones asiáticas y africanas. En Francia 1998, Corea-Japón 2002, Sudáfrica 2010, Brasil 2014 tuvieron 32 equipos. Rusia 2018 y Catar 2022 tendrán el mismo cupo.
La apertura a 48 participantes radica en parte en que China, gigante asiático, quiere entrar al juego, pero no puede clasificar desde 2002. Potencia deportiva en otras disciplinas, está alejado del negocio del futbol.
El año pasado, antes de las elecciones a la presidencia de la FIFA, Luis Figo, ex candidato, contemplaba como una opción real esta medida.
"FIFA necesita un debate abierto, hay que ampliar el torneo de 32 a 40 o incluso 48. Con solo tres o cuatro días más de competición se podría abrir el Mundial a más países", dijo Figo en su campaña, aunque finalmente se hizo a un lado y no compitió con Joseph Blatter.
La apertura a más participantes, como anticipó Infantino, fue tajante ante las críticas, pues en su negocio vende el sueño a todos quienes no saben lo que es estar en un Mundial.
"El futbol no es sólo patrimonio de Europa y Sudamérica, ahora más países podrán soñar y más aficionados se emocionarán con la competición", comentó Infantino, para responder a las críticas por el incremento de participantes.
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