Carli Lloyd marca las diferencias

Homero Fernández
en CANCHA


Levantó emocionada el trofeo de la FIFA que la coronaba como la mejor futbolista. La escena junto a Cristiano Ronaldo, Claudio Ranieri y Silvia Neid, lo sintetizaba todo. Pero, como diría poco después, no era el momento más emocionante de la vida de Carli Lloyd.

La jugadora estrella de la Selección femenina de Estados Unidos fue dada de baja en 2003 del equipo nacional Sub 21 porque "no

tenía las condiciones futbolísticas" como para estar en ese grupo privilegiado.

Fue duro porque "no sabía cómo reponerme ante la adversidad". Y eso, más que considerarlo una derrota, la forjó hacia el éxito. "Practico con la pelota horas y horas. Soy una persona competitiva por naturaleza, y como mujer me da fuerza. Seré así por el resto de mi vida", confiesa.

Con sus dos medallas olímpicas y un Mundial, Lloyd es la capitana que ha encabezado la protesta contra los privilegios económicos de la Selección estadounidense masculina en relación a su similar femenina.

Por ejemplo, ambos planteles están obligados a jugar 20 partidos amistosos al año. Las mujeres reciben mil 300 dólares sólo si ganan. Los hombres, 5 mil dólares sin importar el resultado y pueden llegar a más de 17 mil, según el rival.

Carli, también elegida en 2015 como jugadora del año por la FIFA, fue fundamental en la conquista del Mundial de ese año con un hat trick en los primeros 16 minutos de la Final contra Japón que ganaron 5-2. Hacía 16 años que Estados Unidos no obtenía el cetro femenil.

Ese día la mediocampista se preparó mentalmente "no enfocándome en el resultado sino mucho más en el proceso del partido".

"Me gusta que la gente me tenga miedo en la cancha. Quiero que se asusten. Así soy como persona y como jugadora", asegura Lloyd en su autobiografía titulada "Cuando Nadie Miraba: Mi Dura Lucha Diaria por la Cima del Mundo del Futbol".

En lo personal se define como un huevo, duro por fuera y blando por dentro. Está segura que si no hubiera sido futbolista sería agente del FBI, porque le gusta la investigación y resolver asuntos complejos.

Carli posó para los fotógrafos con su trofeo. Al lado estaba Cristiano, de quien se había mofado en Twitter más de una vez: "Amo cuando Cristiano se enoja" (2012); "Ronaldo nunca llegará al nivel de Messi" (2011). Ella también lleva el 10 sobre su espalda.

Ahora estaba en la cima por la que había luchado pero como lo confesó después sus logros deportivos eran secundarios en su vida. "Ha habido Mundiales, Juegos Olímpicos, instantes increíbles vinculados al futbol, pero casarte con el amor de tu vida es algo muy especial", dijo en referencia a su boda en 2016 con Brian Hollins, su compañero de escuela.

Ante tamaño galardón, ¿pudo haber dicho algo similar un futbolista hombre?

 
 
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