San Cadilla
en CANCHA


¿Pues ya qué?

Muy molesto está Carlos Salcido con la directiva de las Chivas, porque no obtuvo el contrato que esperaba para el cierre del año.

Aunque firmó por seis meses más, el defensa, tres veces mundialista, está sentido porque él quería asegurar un año más de chamba.

A sus 36 añotes, Salcido es un referente en la cancha, tiene liderazgo y hasta le perdió el miedo al

gafete de capitán, después de mucho rehuirle durante meses.

Así, muy motivado, se animó a negociar su nuevo vínculo laboral con la plana mayor del Guadalajara, pero sólo le dieron un torneo más, con todo y que hace unos días aseguró que contemplaba retirarse del futbol si no le daban un año.

Salcido anda con todo y en el torneo pasado -para todos menos para el América y los Tigres, que esta semana se enfrentan en la Final- jugó 14 partidos en buen nivel.

De lo que se queja es de maltrato y de que lo valoran poco, porque con todo y que tiene experiencia en Europa y un montón de años en esto de patear balones, nanais que le cumplieron su deseo navideño.

La pedrada, me suena, es para José Luis Higuera, el CEO de Omnilife. El futbolista aseguró que en la directiva se pasaron por el arco del triunfo su trayectoria y que hay gente que no sabe de qué se trata el futbol. ¡Tómala!

Al final, renovó su contrato. A ver si dentro de seis meses se ponen de acuerdo en sus conceptos futboleros.

 
 
El promotor
 
Y hablando de veteranazos, Cristian Giménez comienza a mostrar otros dotes que no tienen que ver con el futbol.

El "Chaco", quien a los 35 años sí consiguió renovar por un año su contrato con el Cruz Azul, no esperó mucho tiempo para promover a su retoño con el nuevo técnico, el español Paco Jémez.

Santiago Giménez, de 15 años, está dando sus primeros pasos en La Máquina y debutó en un amistoso en noviembre, en el que provocó un penalti y salió lesionado de un hombro.

El veterano mediocampista esperó a que el timonel español terminara una sesión de fotos para debutar como publirrelacionista y hacer las presentaciones pertinentes.

La respuesta del entrenador fue fría, pues si bien no se portó cortante o maleducado, sólo estrechó la mano del "Chaquito", intercambió unas palabras con él y se retiró del lugar.

Bueno, por algo se empieza... me refiero al "Chaco" y sus pininos en la promotoría.

 
 
Esos cheques...

A la lista de infortunios de los Jaguares se le sumó el sábado la detención del delantero Jonathan Fabbro, quien llegó ayer a la Ciudad para reportarse con su equipo, que hará pretemporada en estos lares.

La detención se dio porque el muchacho entró al País y no declaró que llevaba consigo unos cheques en su billetera, de esos que la directiva entregó hace unas semanas y que rebotan.

Al paraguayo ya le pagaron -aseguraron los directivos- con un depósito, pero todavía traía los cheques y se le olvidó declararlos antes de aterrizar.

Si los cheques tenían fondos no es el problema, sino que seguramente cubrían adeudos de salarios de dos o tres meses.

Que alguien le explique que se puede entrar a México con grandes cantidades de dinero, pero existe un monto límite de 10 mil dólares, el cual, si se sobrepasa, debe ser declarado.

Los cheques tenían fecha del 14 de diciembre y les dijeron a los pateabalones que los cobraran hasta el 16, pero antes del Draft apareció el depósito, así que lo de los cheques quedó para el anecdotario.

No entiendo para qué se quedó con los cheques ni por qué los traía en la cartera. Ha de haber pensado que, como eran de hule, no tenía por qué declararlos, pero las autoridades federales no tienen por qué estar enteradas del despapaye que se traen los Jaguares con sus finanzas.

El representante de Fabbro, Lucas Domenech, se quejó de que a su cliente lo trataron como delincuente y de que intentaron extorsionarlo.

Por lo pronto, el futbolista pasó el fin de semana detenido.
 
 
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