La dominguera

San Cadilla
en CANCHA


De mundialista a refugiado
 
La Copa del Mundo le abrió las puertas de Alemania en 2006 y la guerra en Siria lo hizo en 2016.

Las personas difícilmente piensan en retroceder, pero los conflictos bélicos destruyen más que la estabilidad en un país.

La vida de Hamdi al-Kadri (12 de abril de 1965, Damasco), árbitro asistente sirio, cambió por los horrores de la guerra. Dejó

de correr en la cancha y lo hizo para huir de las balas, la muerte y la sangre.

En 2006, se ganó el derecho de representar a su país en la Copa del Mundo.

El 12 de junio fue quinto árbitro en Hannover, el Italia-Ghana; acompañó a los brasileños Carlos Simón, Aristeu Tavárez y Ednilson Corona, y al saudita Khalil al Ghamdi.

También apareció en el Ucrania-Túnez, el 23 de junio, como parte del equipo de los paraguayos Carlos Amarilla, Amelio Andino y Manuel Bernal, y Al Ghamdi.

Su currículum como árbitro asistente también incluye participaciones en eliminatorias asiáticas, Mundial Sub 20, Juegos Olímpicos, Copa Asiática, Mundial de Clubes, eliminatorias europeas y Europeo Sub 21.

Una década después del Mundial, Kadri ha vuelto a tierras alemanas, para intentar cimentar una vida en un nuevo hogar, pues su casa en Damasco fue destruida en dos ataques aéreos.

Al vivir en carne propia la crueldad de un conflictos bélico, Al-Kadri huyó de Siria con su esposa y sus cuatro hijos; se instalaron en territorio germano en calidad de refugiados.

Ahí, el árbitro de 51 años quiere que sus hijos tengan una vida tranquila, alejados de la guerra.

"Quiero que mis hijos acaben aquí el colegio y puedan estudiar donde quieran", comentó Al-Kadri, para la cadena germana DW. "Alemania es un país estable y aquí el futuro es seguro".

Mientras sus hijos estudian, él regresó a las canchas y se gana la vida en como árbitro, aunque el entorno cambió, pues ahora es central e imparte justicia en Ligas distritales amateurs, contento y, sobre todo, tranquilo. Todavía batalla para comunicarse con los futbolistas, pues no habla alemán, pero se hace entender con señas y su poderoso silbato.

Está asentado en Baviera, la parte del sureste del país, cuya capital es Múnich.

A pesar de lo que sufrió en su país, el Al-Kadri mantiene el optimismo y la sonrisa. Tiene recuerdos de la guerra, pero decide dejarlos de lado y mantener en su mente lo que vivió en Alemania 2006.

"Recuerdo una gran organización en el Mundial de Alemania; había muchos grandes jugadores, como Ronaldo, de Brasil; todos los jugadores alemanes eran estrellas; Gianluigi Buffon, de Italia... ¡había demasiados!", dijo el sirio al diario ABC, de España.

 
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