Saber diagnosticar

Roberto Gómez Junco
en CANCHA


En cancha panameña la Selección Mexicana jugó su segundo partido del Hexagonal Final rumbo a Rusia 2018.

Un infumable duelo de auténtico nivel de Eliminatoria de Concacaf, que terminó cero-cero en goles con prácticamente cero futbol.

Todo lo avanzado por el equipo mexicano en el primer tiempo ante el conjunto estadounidense, volvió a ser retrocedido con la floja actuación de

ayer.

Con el pobre desempeño de mexicanos y panameños en este partido, se confirma que de muy poco sirve seguir midiendo el potencial de esta escuadra tricolor con parámetros y sinodales exclusivamente "concakafkianos".

Porque la realidad de su nivel de juego, de sus alcances, de su verdadera dimensión futbolística, sólo podrá encontrarse cuando enfrente a equipos de mayor nivel.

Para evitar que en este ciclo mundialista los tricolores vuelvan a sufrir un escandaloso descalabro, de similares proporciones al sufrido en la reciente edición de la Copa América ante la escuadra chilena, más les vale entender qué tan bien encaminado y hacia dónde va el actual proceso, más allá de los simples resultados.

Medir el éxito o el fracaso en función de las actuaciones ofrecidas en una Eliminatoria en la que la obtención de un boleto para la Copa del Mundo debería ser asunto de mero trámite, es lo mismo que no medir nada.

O incluso peor, porque algunas veces han sido esas alegres mediciones las que han enviado a la Selección Mexicana engañada (y por lo tanto en desventaja) a las justas mundialistas.

Que no sea solamente lo jugado el pasado viernes en Columbus, o lo dejado de jugar ayer en Panamá, lo que se utilice para emitir el debido diagnóstico.

Al margen del simplismo de los resultados, distinguir cómo se juega y entender ante contra qué adversarios se ha jugado.

¿Lo distinguirán quienes principalmente deberían distinguirlo?

 
 
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