A levantar el muro... contra la discriminación

Homero Fernández
en CANCHA


Ganó Donald Trump el partido de su vida. Derrotó al equipo favorito y al de mayor trayectoria. Lo hizo jugando a la ofensiva y con goles fuera de juego. Aprovechó su autoestima de novato y se quedó con el trofeo, pese a lo que proclamaban las apuestas y los pronosticadores.

Se apuntó victorias claves en las canchas de Florida, Michigan, Carolina del Norte y Wisconsin.

Al sur de este

estado perteneciente al cinturón industrial del norte, está el condado de Walwhort. Allí Trump se llevó el 56.2 por ciento de los 51 mil 319 votos escrutados. Clinton estuvo 20 puntos porcentuales por debajo.

En el centro de Walwhort está Elkhorn. El escudo de la ciudad fundada en 1839 tiene integrado en el nombre un corno inglés dibujado y su lema es: "Living in Harmony" ("Viviendo en Armonía"). No solo es un manifiesto de intención comunitaria sino también recuerda el origen del pueblo. Desde los días de la Guerra Civil, Elkhorn ha sido tradicionalmente un lugar dedicado a la fabricación y reparación de instrumentos para bandas musicales.

Tiene poco más de 10 mil habitantes, de los cuales el 91 por ciento son blancos. Junto a los edificios públicos hay vistosos parques y un área de colegios y escuelas muy apreciada en la zona.

Justamente, cuando la campaña de Trump estaba en auge el equipo de futbol femenino escolar de Beloit, del vecino condado de Rock, visitó a su similar de Elkhorn. En un momento del partido se oyeron insultos xenofóbicos por parte de estudiantes locales. "¡Donald Trump, build that wall!" ("¡Donald Trump, levanta el muro!"), también gritaron. Las latinas y afroamericanas estaban en el equipo visitante. Su entrenador retiró inmediatamente al equipo. Las jóvenes ofendidas lloraron abrazadas, dijo la prensa local. Los responsables eran un puñado, pero los suficientes para lastimar. "Quiero pensar que se trata de jóvenes buenos que tienen malas ideas en sus cabezas", declaró el coach Braian Denu.

El incidente no es, lamentablemente, nada nuevo en el mundo del futbol, ni tampoco exclusivo de la influencia del discurso racista de Trump.

"Negro", "indio", "sudaca", "marica", "gorda", "marimacho". La discriminación ocurre en el trabajo, en las escuelas, en la calle, en el futbol es parte de ellas, en cualquier cancha.

El Presidente Trump podrá moderar su discurso, como lo hizo al proclamar su victoria, pero está la mesa servida para que la ola de intolerancia que lo entronizó se empodere notablemente.

Es tiempo para que los aficionados mexicanos en EU (y en México), tomen distancia de los los estudiantes racistas de Elkhorn y de los xenófobos y homófobos partidarios de Trump. Es tiempo de encerrar para siempre en el clóset su "trumpista" grito de "putoooooooooo" en los estadios.

¡Ojalá que no les valga un corno y jueguen su partido!

 
homero.fernandez@reforma.com
Twitter: @mundodepelota