Aunque Tigres se metió en zona de Liguilla, el empate que sacó ante los Tiburones no dejó a nadie contento en el Estadio Universitario, que despidió a su campeón con un sonoro abucheo y con la duda si éste fue el último partido en casa de los felinos.

La falta de resultados, pero sobre todo de profundidad y de gol, han hecho que el entorno del cuadro auriazul sea una olla de presión que ayer explotó, ya que Tigres corre serio riesgo de no estar en la Liguilla.

Y es que si hoy gana Toluca o Cruz Azul, que juegan en el Nemesio Díez, sacarán al cuadro de San Nicolás de la zona de clasificación y podría el equipo ya no depender de sí mismos para estar en la fiesta.

La criticas en redes sociales hacia Ricardo Ferretti tras perder la Final de la Liga de Campeones Concacaf hicieron que el sonido oficial no presentara al estratega antes del juego, aunque un sector de la afición lo abucheó al salir al campo.

Ya en la cancha la afición hizo su parte, apoyó, alentó, pero conforme el equipo dejaba ir oportunidades claras de gol, el ánimo fue amainando, hasta volverse desesperación en los minutos finales.

Gignac tuvo tres oportunidades claras, la mejor fue al minuto 43, remate de cabeza en el área con el marco abierto, el estadio cantó el gol, pero el balón salió desviado.

La falta de gol hizo que el equipo fuera despedido con un abucheo al medio tiempo, aunque la gente se animó cuando Ferretti sacó del campo a Dueñas por el atacante Fernando Fernández.

Pero la tónica fue la misma, Tigres llegaba con más garra que peligro, no logró perforar el arco rival, Veracruz tuvo una y estrelló un balón en el poste, ante la incredulidad de la afición.

Presionado por su público, el equipo auriazul terminó volcado sobre el arco de los Tiburones, y hasta el arquero Nahuel Guzmán fue un par de veces a buscar el gol en tiro de esquina, pero el mismo no llegó.

Aunque el sonido oficial anunció que la entrada fue de 41 mil 381 aficionados, un lleno, al inicio del duelo y durante el mismo, se observaron huecos en diversas localidades del inmueble

La falta de triunfo, el miedo de ver escapar la Liguilla y quizá no ver al equipo hasta julio, hizo que la afición tronara al final del juego, dejando ver su enojo abucheando a sus amados Tigres, cuyos jugadores se entregaron, lucharon, tuvieron un 76 por ciento de posesión de balón, pero no ganaron y quedaron en serio riesgo de perder la próxima semana el pase a la Liguilla.

En silencio y muchos resignados, los aficionados se marcharon del Estadio Universitario.